Página 494 - Joyas de los Testimonios 2 (2004)

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Joyas de los Testimonios 2
Nuestros libros deben ser vendidos por obreros consagrados, a
quienes el Espíritu Santo pueda emplear como instrumentos suyos.
Cristo es nuestra suficiencia y debemos presentar la verdad con
humilde sencillez, dejándole manifestar su propio sabor de vida para
vida.
La oración humilde y ferviente hará más en favor de la circu-
lación de nuestros libros que todos los costosos embellecimientos
del mundo. Si los obreros quieren dedicar su atención a lo que es
verdadero, vivo y real; si quieren orar por el Espíritu Santo, creer y
confiar en él, su poder se derramará sobre ellos en poderosos rauda-
les celestiales, y se harán impresiones correctas y verdaderas sobre
el corazón humano. Por lo tanto orad y trabajad, y trabajad y orad, y
el Señor obrará con vosotros.
Cada colportor tiene necesidad positiva y constante del ministerio
angélico; porque tiene una obra importante que hacer, una obra que
no puede hacer por sus propias fuerzas. Los que han renacido, que
están dispuestos a ser guiados por el Espíritu Santo y a hacer en la
manera de Cristo lo que puedan, los que quieran trabajar como si
pudiesen ver al universo celestial que los vigila, serán acompañados
e instruídos por los ángeles santos, que irán delante de ellos a las
moradas de las gentes, preparando el camino para ellos. Una ayuda
tal supera en mucho las ventajas que se supone pueden dar los
embellecimientos o adornos costosos.
Cuando los hombres se den cuenta de los tiempos en que vi-
vimos, obrarán como a la vista del cielo. El colportor venderá los
libros que imparten luz y fuerza al alma. Beberá del espíritu de estos
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libros y los presentará a la gente con toda su alma. Su fuerza, su
valor, su éxito dependerán de cuán plenamente esté entretejida en su
propia experiencia y desarrollada en su carácter la verdad presen-
tada en los libros. Cuando su propia vida esté así amoldada, podrá
representar ante los demás la verdad sagrada que lleva. Dominado
por el Espíritu de Dios, obtendrá una experiencia profunda y rica, y
los ángeles celestiales le darán éxito en la obra.
A nuestros colportores, a todos aquellos a quienes Dios ha con-
fiado talentos para que cooperen con él, quiero decir: Orad, oh, orad
por una experiencia más profunda. Salid con el corazón enternecido
y subyugado por el estudio de las verdades preciosas que Dios nos
ha dado para este tiempo. Bebed a grandes sorbos del agua de la