Página 62 - Joyas de los Testimonios 2 (2004)

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El sello de Dio
“Y clamó en mis oídos con gran voz, diciendo: Los visitadores
de la ciudad han llegado, y cada uno trae en su mano su instrumento
para destruir.”
Ezequiel 9:1
.
“Y llamó Jehová al varón vestido de lienzos, que tenía a su cin-
tura la escribanía de escribano. Y díjole Jehová: Pasa por medio de
la ciudad, por medio de Jerusalem, y pon una señal en la frente a
los hombres que gimen y que claman a causa de todas las abomi-
naciones que se hacen en medio de ella. Y a los otros dijo a mis
oídos: Pasad por la ciudad en pos de él, y herid; no perdone vuestro
ojo, ni tengáis misericordia. Matad viejos, mozos y vírgenes, niños y
mujeres, hasta que no quede ninguno: mas a todo aquel sobre el cual
hubiere señal, no llegaréis; y habéis de comenzar desde mi santuario.
Comenzaron pues desde los varones ancianos que estaban delante
del templo.”
Vers. 3-6
.
Jesús está por abandonar el propiciatorio del santuario celestial,
para ponerse vestiduras de venganza, y derramar su ira en juicio
contra aquellos que no han respondido a la luz que Dios les ha
dado. “Porque no se ejecuta luego sentencia sobre la mala obra, el
corazón de los hijos de los hombres está en ellos lleno para hacer
mal.”
Eclesiastés 8:11
. En vez de enternecerse por la paciencia
y tolerancia que el Señor ha manifestado hacia ellos, los que no
temen a Dios ni aman la verdad fortalecen su corazón en la mala
conducta. Pero aun la tolerancia de Dios tiene límites, y muchos
están superándolos. Han sobrepasado los límites de la gracia, y por
lo tanto Dios debe intervenir y vindicar su propio honor.
Acerca de los amorreos el Señor dijo: “Y en la cuarta generación
volverán acá: porque aun no está cumplida la maldad del Amorrheo
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hasta aquí.”
Génesis 15:16
. Aunque dicha nación se destacaba por
su idolatría y corrupción, no había llenado todavía la copa de su
iniquidad, y Dios no quiso dar la orden de que se la destruyese
completamente. Ese pueblo había de ver el poder divino manifestado
Testimonios para la Iglesia 5:207-216 (1882)
.
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