Página 83 - Joyas de los Testimonios 2 (2004)

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La unidad cristiana
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Mediante constante oración debían buscar la dirección del Espíritu
Santo, que los conduciría al amor y la unidad.
Una casa dividida contra sí misma no puede subsistir. Cuando los
cristianos contienden, Satanás acude para ejercer el dominio. ¡Con
cuánta frecuencia ha tenido éxito en destruir la paz y armonía de las
iglesias! ¡Qué fieras controversias, qué amarguras, qué odios han
comenzado con un asunto pequeño! ¡Cuántas esperanzas han sido
marchitadas, cuántas familias han sido divididas por la discordia y
la contención!
Pablo encargó a sus hermanos que tuviesen cuidado, no fuese
que al tratar de corregir las faltas ajenas, estuviesen ellos mismos
cometiendo pecados igualmente graves. Les advierte que el odio, la
emulación, la ira, las contiendas, las sediciones, las herejías y las
envidias son tan ciertamente obras de la carne como la lascivia, el
adulterio, la borrachera y el homicidio, y tan seguramente negarán a
los culpables la entrada al cielo.
Cristo declaró: “Y cualquiera que escandalizare a uno de estos
pequeñitos que creen en mí, mejor le fuera si se le atase una piedra
de molino al cuello, y fuera echado en la mar.”
Marcos 9:42
. Quien-
quiera que por engaño voluntario o por su mal ejemplo extravía a
un discípulo de Cristo, es culpable de un grave pecado. Quienquiera
que le haga objeto de calumnia o ridículo, insulta a Jesús. Nuestro
Salvador nota todo daño hecho a los que le siguen.
¿Cómo fueron castigados antiguamente los que se mofaron de
aquello que Dios había elegido como sagrado para sí? Belsasar y
sus príncipes profanaron los vasos de oro de Jehová y alabaron los
ídolos de Babilonia. Pero el Dios a quien desafiaron era testigo
de la escena profana. En medio de su alegría sacrílega, se vió una
mano sin sangre que trazaba caracteres misteriosos en la pared del
palacio. Llenos de terror, oyeron su suerte anunciada por el siervo
del Altísimo.
Recuerden los que se deleitan en formular palabras de calumnia
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y mentira contra los siervos de Dios que él es testigo de sus acciones.
Sus calumnias no están profanando vasos sin alma, sino el carácter
de aquellos que Cristo compró con su sangre. La mano que trazó
los caracteres sobre las paredes del palacio de Balsasar, registra
fielmente cada acto de injusticia u opresión cometi lo contra el
pueblo de Dios.