La preocupación y la ansiedad
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prestados desaparecerán. Tenemos un Padre celestial que se preo-
cupa por sus hijos, y quiere que su gracia sea suficiente en todo
momento de necesidad, y así lo hace.—
Testimonies for the Church
2:72 (1868)
.
Dejemos el futuro en las manos de Dios
Aunque se suplan sus necesidades presentes, muchos se niegan
a confiar en Dios para el futuro, y viven en constante ansiedad por
el temor de que los alcance la pobreza, y de que sus hijos tengan
que sufrir a causa de ellos. Algunos están siempre en espera del
mal, o agrandan de tal manera las dificultades reales, que sus ojos
se incapacitan para ver las muchas bendiciones que demandan su
gratitud. Los obstáculos que encuentran, en vez de guiarlos a buscar
la ayuda de Dios, única fuente de fortaleza, los separan de él, porque
despiertan inquietud y quejas [...].
Jesús es nuestro amigo; todo el cielo está interesado en nuestro
bienestar; y nuestra ansiedad y temor apesadumbran al Santo Espíritu
de Dios. No debemos abandonarnos a la ansiedad que nos irrita y
desgasta, y que en nada nos ayuda a soportar las pruebas. No debe
darse lugar a esa desconfianza en Dios que nos lleva a hacer de la
preparación para las necesidades futuras el objeto principal de la
vida, como si nuestra felicidad dependiera de las cosas terrenales.—
Historia de los Patriarcas y Profetas, 299 (1890)
.
Una ansiedad indebida
Dios no condena la prudencia y la previsión en el uso de las cosas
de esta vida, pero la preocupación febril y la ansiedad indebida con
respecto a las cosas mundanas no están de acuerdo con su voluntad.—
Consejos sobre Mayordomía Cristiana, 165 (1887)
.
La angustia debilita la energía física
Las pruebas y penurias sufridas por Pablo habían socavado sus
fuerzas físicas.—
Los Hechos de los Apóstoles, 403 (1911)
.