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Mente, Carácter y Personalidad 2
Los abarcantes principios de la ley
En sus enseñanzas, Cristo mostró cuán abarcantes son los prin-
cipios de la ley pronunciados desde el Sinaí. Hizo una aplicación
viviente de aquella ley cuyos principios permanecen para siempre
como la gran norma de justicia: la norma por la cual serán juzgados
todos en aquel gran día, cuando el juez se siente y se abran los libros.
Él vino para cumplir toda justicia y, como cabeza de la humanidad,
para mostrarle al hombre que puede hacer la misma obra, haciendo
frente a cada especificación de los requerimientos de Dios. Mediante
la medida de su gracia proporcionada al ser humano, nadie debe
perder el cielo. Todo el que se esfuerza, puede alcanzar la perfección
del carácter. Esto se convierte en el fundamento mismo del nuevo
pacto del evangelio. La ley de Jehová es el árbol. El evangelio está
constituido por las fragantes flores y los frutos que lleva.—
Mensajes
Selectos 1:248, 249 (1898)
.
La más sublime sensación de libertad
En la obra de la redención no hay compulsión. No se emplea
ninguna fuerza exterior. Bajo la influencia del Espíritu de Dios, el
hombre está libre para elegir a quien ha de servir. En el cambio que
se produce cuando el alma se entrega a Cristo, hay la más completa
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sensación de libertad. La expulsión del pecado es la obra del alma
misma. Por cierto, no tenemos poder para librarnos a nosotros mis-
mos del dominio de Satanás; pero cuando deseamos ser libertados
del pecado, y en nuestra gran necesidad clamamos por un poder
exterior y superior a nosotros, las facultades del alma quedan dota-
das de la fuerza divina otorgada por el Espíritu Santo y obedecen
a los dictados de la voluntad, en cumplimiento de la voluntad de
Dios.—
El Deseado de Todas las Gentes, 431, 432 (1898)
.
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