La indolencia
273
gozosamente sus tareas cotidianas, son los más dichosos y gozan
de mejor salud que nadie. El cansancio que resulta del trabajo bien
organizado les asegura los beneficios de un sueño reparador. La
sentencia de que el hombre ha de trabajar para ganarse el pan de
cada día y la promesa de felicidad y gloria futuras, provienen del
mismo trono, y ambas son bendiciones.—
MeM 172 (1901)
.
Felicidad en el cumplimiento de los deberes asignados
La verdadera felicidad se encuentra solamente al ser buenos y al
hacer el bien. El gozo más puro y elevado corona a los que cumplen
fielmente los deberes que les han sido encomendados.—
MeM 172
(1901)
.
La ociosidad puede conducir al desaliento
El desaliento es con frecuencia resultado del ocio. La ociosidad
proporciona tiempo para albergar pesares imaginarios. Muchos que
no tienen verdaderas dificultades ni contratiempos en el presente, con
seguridad los piden prestados del futuro. Si esas personas tratan de
aliviar las cargas de los demás, deben olvidar las propias. Un trabajo
enérgico que invite a la acción, tanto de las facultades mentales
como de las físicas, es una bendición inestimable para la mente y el
cuerpo.—
The Signs of the Times, 15 de junio de 1882
.
El desarrollo del carácter
Recuerden que en cualquier puesto en que les toque servir, re-
velan qué móvil los inspira y desarrolla su carácter. Hagan todo
con exactitud y diligencia; dominen la propensión de buscar tareas
fáciles.—
El Ministerio de Curación, 399 (1905)
.
[247]
Adiestremos la mente para que no mire al yo
Debe adiestrarse la mente para que no mire al yo, para que se
espacie en temas elevados y ennoblecedores. No permitamos que las
preciosas horas de la vida se malgasten en soñar con realizar alguna
gran obra en el futuro, mientras se descuidan los pequeños deberes
de la actualidad.—
The Signs of the Times, 15 de junio de 1882
.