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Los pensamientos habituales
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pensamientos y su cultivo. Tenemos que poner nuestras mentes en
armonía con la suya. Su verdad nos santificará en cuerpo, alma y
espíritu.—
Carta 123, 1904
.
No pensemos en cosas frívolas
Debemos esforzarnos por tener nuestra mente en condiciones
de recibir las impresiones del Espíritu Santo. Pero aquellos que
permiten que sus pensamientos se espacien constantemente en cosas
frívolas, no pueden recibir mayor luz. Tiene que atesorarse en la
mente el tesoro celestial y el alimento que la capacitará para crecer
espiritualmente, a fin de prepararnos de esta manera para un cielo
santo.—
Nuestra Elavada Vocacion, 286 (1912)
.
Se ha hecho provisión para ennoblecer nuestros pensamientos
Dios ha hecho amplia provisión para que nuestros pensamientos
puedan llegar a ser puros, elevados, refinados y ennoblecidos. No
solo ha prometido purificarnos de toda injusticia, sino que ha hecho
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real provisión para suplirnos de gracia con el fin de elevar nues-
tros pensamientos hacia él y capacitarnos para apreciar su santidad.
Hemos de comprender que pertenecemos a Cristo y que debemos
manifestar su carácter ante el mundo. Preparados por la gracia ce-
lestial, llegamos a estar revestidos de la justicia de Cristo con el
manto nupcial, y estamos listos para participar de la cena de bo-
das. Llegamos a unirnos con Cristo, a participar de la naturaleza
divina, purificados, refinados, elevados y reconocidos como hijos
de Dios; herederos del Señor y coherederos de Jesucristo.—
The
Youth’s Instructor, 28 de octubre de 1897
.
Apártense del terreno encantado de Satanás (consejo a una
familia egocéntrica)
Deben apartarse del terreno encantado de Satanás y no permitir
que sus mentes se alejen de la lealtad a Dios. Por medio de Cristo
pueden y deben ser felices y adquirir hábitos de dominio propio.
Hasta sus malos pensamientos deben ser puestos en sujeción a la
voluntad de Dios, y sus sentimientos bajo el control de la razón y
la religión. No se les dio la imaginación para que se descarriara y