El hipnotismo y sus peligros
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quienes enseña. Es peligroso manipular las mentes con la ciencia de
la cura mental.
Esta ciencia puede parecerle muy valiosa, pero es un engaño
preparado por Satanás. Es el encanto de la serpiente cuya mordedura
produce la muerte espiritual. Abarca muchos aspectos que parecen
maravillosos, pero que son ajenos a la naturaleza y al espíritu de
Cristo. Esta ciencia no conduce al que es vida y salvación [...].
Cuando comencé mi obra tuve que luchar con esta ciencia de la
cura mental. Fui enviada de lugar en lugar para declarar su falsedad,
pues muchos estaban entrando en ella. La cura mental se introdujo
muy inocentemente: para aliviar la tensión de las mentes de gente
discapacitada y nerviosa. Pero, ¡qué lamentables fueron los resulta-
dos! El Señor me envió de lugar en lugar para advertir acerca de todo
lo que tuviera que ver con esta ciencia.—
Carta 121, 1901
;
Medical
Ministry, 112, 113
.
Destruye, no restaura
Quiero hablarle con toda claridad. Usted ha iniciado una tarea
que nada tiene que ver con la obra de un médico cristiano, y menos
en nuestras instituciones de salud. Si se aplica esta cura mental a
los pacientes, por inocente que parezca, será para su destrucción,
no para su restauración en su desarrollo ulterior. En el capítulo 3
de 2 Timoteo se nos presentan las personas que aceptan el error,
incluido el de que una mente puede ejercer control total sobre otra.
Dios prohíbe todo lo que se le parezca. La cura mental es una de las
grandes ciencias de Satanás, y es importante que nuestros médicos
vean con claridad el carácter de esta ciencia; porque por medio de
ella les sobrevendrán grandes tentaciones. A esta ciencia no se le
debe ceder ni un ápice de terreno en nuestros sanatorios.
Dios no ha dado ni un solo rayo de luz ni de permiso a nuestros
médicos para que asuman la tarea de controlar por completo la
mente de otra persona, de manera que esta cumpla la voluntad ajena.
Aprendamos los métodos y propósitos de Dios. No permitamos que
el enemigo obtenga la más mínima ventaja sobre nosotros. No le
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permitamos que nos induzca a controlar la mente de otra persona
hasta el punto que esta se convierta en una máquina obediente en