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Mente, Carácter y Personalidad 2
hacia la trampa que le tiende el enemigo, y cae en ella. No hace caso
de las advertencias que se le dan, y cae presa de Satanás. Si hubiera
caminado humildemente con Dios, habría corrido al lugar de refugio
provisto para él por el Señor. Entonces, en los momentos de peligro,
habría estado seguro, y Dios habría levantado para él bandera contra
el enemigo.—
Carta 126, 1906
.
El mundo va hacia la muerte
El mundo, que actúa como si no hubiera Dios, absorto en pro-
pósitos egoístas, experimentará pronto una súbita destrucción, y no
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escapará. Muchos continúan en una complacencia descuidada del
yo hasta que llegan a estar tan disgustados con la vida que terminan
con su existencia.
Bailando y parrandeando, bebiendo y fumando, complaciendo
sus pasiones animales, marchan como bueyes al matadero. Satanás
está trabajando con todo su arte y encantos para mantener a los
hombres marchando a ciegas, hasta que el Señor se levante de su
lugar para castigar a los habitantes de la tierra por sus iniquidades,
ocasión cuando la tierra devolverá su sangre y no cubrirá más sus
muertos. El mundo entero parece empeñado en la marcha de la
muerte.—
El Evangelismo, 24 (1903)
.
El yo debe ser crucificado
¡Qué victoria podríamos ganar si aprendiéramos a aprovechar las
oportunidades que nos abre la providencia de Dios! ¡Cuán vencedo-
res seríamos si con corazón agradecido tomáramos la determinación
de vivir con la vista fija en su gloria, tanto en la enfermedad como en
la salud, en la abundancia como en la adversidad! El yo surje vivo y
palpitante cada vez que se lo toca. El yo debe ser crucificado antes
que podamos vencer en el nombre de Jesús y recibir la recompensa
de los fieles.—
Testimonies for the Church 4:221 (1876)
.
El pecado incurable
Dios no puede asociarse con los que viven para su propia satis-
facción y se dan la primera consideración. Los que obran así serán al
fin los postreros. El orgullo y la presunción son pecados incurables.