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Mente, Carácter y Personalidad 2
tú permanecerás”.
Salmos 102:25, 26
. “Todos ellos se envejecerán
como una vestidura; como un vestido los envolverás, y serán muda-
dos. Pero tú eres el mismo, y tus años no acabarán”.
Hebreos 1:11,
12
.—
Carta 86a, 1893
.
Los esfuerzos individuales son necesarios
Las víctimas de los malos hábitos deben reconocer la necesidad
del esfuerzo personal. Otros harán con empeño cuanto puedan para
levantarlos, y la gracia de Dios les es ofrecida sin costo; Cristo podrá
interceder, sus ángeles podrán intervenir; pero todo será en vano si
ellos mismos no deciden combatirlos [...].
Al sentir el terrible poder de la tentación y la fuerza arrebatadora
del deseo que lo arrastra a la caída, más de uno grita desesperado:
“No puedo resistir al mal”. Decidle que puede y que debe resistir.
Puede haber sido vencido una y otra vez, pero no será siempre así.
Carece de fuerza moral, y lo dominan los hábitos de una vida de
pecado. Sus promesas y resoluciones son como cuerdas de arena. El
conocimiento de sus promesas quebrantadas y de sus votos malogra-
dos debilitan la confianza en su propia sinceridad, y le hacen creer
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que Dios no puede aceptarlo ni cooperar con él, pero no tiene por
qué desesperarse.—
El Ministerio de Curación, 130, 131 (1905)
.
El propósito final es importante
El éxito en cualquier actividad requiere una meta definida. Quien
desee lograr verdadero éxito en la vida debe mantener constante-
mente en vista una meta digna de su esfuerzo. Esta es la que se
propone hoy a los jóvenes.—
La Educación, 262 (1903)
.
El mejor desarrollo de la mente
El conocimiento de Dios se obtiene de su Palabra. El conoci-
miento experimental de la verdadera piedad, en diaria consagración
y servicio a Dios, asegura el más alto desarrollo de la mente, el alma
y el cuerpo; y esta consagración de todas nuestras facultades a Dios
impide la exaltación propia. El impartimiento del poder divino honra
nuestra sincera lucha en procura de sabiduría en el uso concienzudo