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Cómo aconsejar
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los hogares de los enfermos y les digan: “Estoy listo para ayudarlo y
quiero hacer lo mejor que pueda. No soy médico, pero soy pastor, y
me gusta servir a los enfermos y afligidos”. Los enfermos del cuerpo
casi siempre están también enfermos del alma, y cuando el alma está
enferma, el cuerpo lo está.—
Manuscrito 62, 1900
;
Medical Ministry,
238
.
Anticipémonos a los pesares
Los obreros del Señor necesitan el amor de Jesús que ablanda
los corazones. Viva todo pastor como hombre entre los hombres.
Siguiendo métodos bien regulados, vaya de casa en casa, llevando
siempre el incensario de la fragante atmósfera de amor del cielo. An-
ticipaos a los pesares, las dificultades y los problemas de los demás.
Entrad en el gozo y en los cuidados, tanto de los encumbrados como
de los humildes, de los ricos como de los pobres.—
El Evangelismo,
256 (1897)
.
Se necesita consejo
Aquellos que carecen de experiencia necesitan ser conducidos
por el sabio consejo cuando pasan por tribulaciones o los asalta la
tentación; pero se les debe enseñar que el logro de las cosas espiri-
tuales les costará un esfuerzo constante y bien orientado. Debemos
repetir a menudo a los que acaban de aceptar la fe: “Si alguno de
vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos
abundantemente y sin reproche, y le será dada”.
Santiago 1:5
. Estas
palabras deben ser presentadas con el espíritu del Maestro, que fue
quien las dio, porque son de más valor que el oro, la plata o las
piedras preciosas.
Enséñeseles a los jóvenes discípulos a poner sus manos en las de
Cristo diciendo: “Condúceme, guíame”. Qué consuelo, esperanza
y bendición recibirán las almas necesitadas y perplejas si quieren
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buscar humildemente a Dios. La condición es que en el día de la
perplejidad acudan con fe, no dudando, en procura de dirección.
A todo sincero buscador de la bendición se le hace esta promesa:
“Tendrán respuestas llenas de gracia. Recibirán”.