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Leyes que gobiernan la mente
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palabras. Si diéramos más expresión a nuestra fe, si nos alegrásemos
más por las bendiciones que sabemos que tenemos: la gran miseri-
cordia y el gran amor de Dios, tendríamos más fe y gozo. Ninguna
lengua puede expresar, ninguna mente finita puede concebir la ben-
dición resultante de la debida apreciación de la bondad y el amor
de Dios. Aun en la tierra nuestro gozo puede ser como una fuente
inagotable, alimentada por las corrientes que manan del trono de
Dios.—
El Ministerio de Curación, 195 (1905)
.
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La mente tiene la facultad de elegir
Dios nos ha dado la facultad de elección; a nosotros nos to-
ca ejercitarla. No podemos cambiar nuestros corazones ni dirigir
nuestros pensamientos, impulsos y afectos. No podemos hacernos
puros, propios para el servicio de Dios. Pero sí podemos escoger el
servir a Dios; podemos entregarle nuestra voluntad, y entonces él
obrará en nosotros el querer y el hacer según su buena voluntad. Así
toda nuestra naturaleza se someterá a la dirección de Cristo.—
El
Ministerio de Curación, 131 (1905)
.
El tentador no puede nunca obligarnos a hacer lo malo. No puede
dominar nuestra mente, a menos que la entreguemos a su dirección.
La voluntad debe consentir y la fe abandonar su confianza en Cristo,
antes que Satanás pueda ejercer su poder sobre nosotros. Pero todo
deseo pecaminoso que acariciamos le da un punto de apoyo. Todo
detalle en que dejamos de alcanzar la norma divina es una puerta
abierta por la cual él puede entrar para tentarnos y destruirnos. Y
todo fracaso o derrota de nuestra parte le da ocasión de vituperar a
Cristo.—
El Deseado de Todas las Gentes, 100, 101 (1898)
.
El ser humano está provisto de libertad moral
Para incitar la rebelión de la raza caída, [Satanás] hizo aparecer a
Dios como injusto por haber permitido que el ser humano violara su
ley. Dijo el artero tentador: “Si Dios sabía cuál iba a ser el resultado,
¿por qué permitió que la humanidad fuera probada, que pecara, e
introdujera la desgracia y la muerte?” [...].
Millares de personas repiten hoy la misma queja contra Dios.
No comprenden que al quitarle al ser humano la libertad de elegir, le