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Mente, Cáracter y Personalidad 2
El remedio para la ansiedad
—Y Dios cuida y sostiene todas
las cosas que ha creado... No se derraman lágrimas sin que él lo
note. No hay sonrisa que para él pase inadvertida.
Si creyéramos plenamente esto, toda ansiedad indebida desapa-
recería. Nuestras vidas no estarían tan llenas de desengaños como
ahora; porque cada cosa, grande o pequeña, debe dejarse en las
manos de Dios, quien no se confunde por la multiplicidad de los
cuidados, ni se abruma por su peso. Gozaríamos entonces del reposo
del alma al cual muchos han sido por largo tiempo extraños.—
El
Camino a Cristo, 85 (1892)
.
La fe disipa la ansiedad
—Todos anhelamos la felicidad, pero
muchos rara vez la encuentran debido a los métodos equivocados
que usan al perseguirla en vez de luchar por ella. Debemos luchar
ardientemente y combinar nuestros deseos con la fe. Entonces la fe-
licidad nos embargará casi impensadamente... Cuando podamos, por
desagradables que sean las circunstancias, reposemos confiadamente
en su amor y encerrémonos con él, descansando apaciblemente en
su ternura, y la sensación de su presencia nos inspirará un gozo pro-
fundo y sereno. Este proceso nos conferirá una fe que nos capacitará
para no inquietarnos, ni afligirnos, sino para apoyarnos en un poder
que es infinito.—
MeM 189 (1897)
.
El principio básico
—Los que aceptan el principio de dar al
servicio y la honra de Dios el lugar supremo, verán desvanecerse las
perplejidades y percibirán una clara senda delante de sus pies.—
El
Deseado de Todas las Gentes, 297 (1898)
.
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Vivir un día a la vez: un principio de máxima importancia
El fiel cumplimiento de los deberes de hoy es la mejor preparación
para las pruebas de mañana. No amontonemos las eventualidades y
los cuidados de mañana para añadirlos a la carga de hoy. “Basta al
día su afán”.
Mateo 6:34
.—
El Ministerio de Curación, 382 (1905)
.
Disponemos solamente de un día a la vez, y en él hemos de
vivir para Dios. Por ese solo día, mediante el servicio consagrado,
hemos de confiar en la mano de Cristo todos nuestros planes y
propósitos, depositando en él todas las cuitas, porque él cuida de
nosotros. “Yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros,
dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que
esperáis”. “En descanso y en reposo seréis salvos; en quietud y en