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La depresión
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Frutos de los presentimientos lúgubres (consejo a un esposo
depresivo)
—Su vida es actualmente miserable, llena de malos pre-
sagios. Cuadros lúgubres revolotean por encima de Ud.; lo envuelve
una oscura incredulidad. Al ponerse de parte de la incredulidad, Ud.
se ha vuelto cada vez más tenebroso; goza espaciándose en temas
desagradables. Si otros tratan de hablar con esperanza, Ud. destruye
en ellos todo sentimiento de esa clase al hablar con más fervor y
severidad. Sus pruebas y aflicciones lo llevan a mantener delante de
su esposa el devastador pensamiento de que Ud. la considera una
carga por causa de su enfermedad. Si Ud. ama las tinieblas y la de-
sesperación, hable de ellas, espáciese en ellas, y desmenuce su alma
al invocar en su imaginación todo lo que puede instarlo a quejarse
de su familia y de Dios, y convierta su corazón en algo parecido a
un campo devastado por el fuego, con su vegetación destruida, y que
ha quedado seco, ennegrecido y resquebrajado.—
Testimonies for
the Church 1:699 (1868)
.
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Cómo vencer la inestabilidad emocional (consejo a una per-
sona de carácter lúgubre)
—Ud. pertenece a una familia de mentes
no muy bien equilibradas, lúgubres, deprimidas, afectadas por lo que
las rodea y susceptibles a las influencias externas. A menos que Ud.
cultive una actitud mental alegre, feliz y agradecida, Satanás con
el tiempo la llevará cautiva para que haga su voluntad. Ud. puede
ser de ayuda y fortaleza para la iglesia donde vive, si obedece las
instrucciones del Señor y no se deja influir por los sentimientos, sino
que se somete al control de los principios. Nunca permita que la
censura escape de sus labios, porque es como un granizo devastador
para los que la rodean. Permita que sólo palabras alegres, felices y
amantes salgan de sus labios.—
Testimonies for the Church 1:704
(1868)
.
No es necesario ser esclavos de la depresión
—Recuerde que
en su vida la religión no debe ser solamente una influencia entre
otras. Debe ser la influencia dominante. Sea estrictamente temperan-
te. Resista toda tentación. No le haga concesiones al astuto enemigo.
No escuche las sugerencias que pone en boca de hombres y mujeres.
Tiene una victoria que ganar. Tiene que lograr nobleza de carácter;
pero no la conseguirá mientras esté deprimido y desanimado por el
fracaso. Rompa las ataduras con que Satanás lo ha amarrado. No
es necesario que sea su esclavo. “Vosotros sois mis amigos—dijo