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Mente, Cáracter y Personalidad 2
Mientras se abruma con sus estudios, no puede creer que Dios lo
apoyará en cualquier trabajo que tenga planes de hacer. Se somete
a situaciones que ponen en peligro su salud y su vida, y viola las
leyes de la naturaleza. Eso está en contra de la luz que Dios ha dado.
No se puede abusar de la naturaleza. No perdonará el daño que se le
cause a esa máquina maravillosa y delicada [cuerpo].—
Carta 116,
1898
;
Medical Ministry, 79
.
Desesperanza escondida bajo una fachada de bravucone-
ría
—El niño a quien se censura frecuentemente por alguna falta
especial, llega a considerarla como peculiaridad suya, algo contra lo
cual es en vano luchar. Así se da origen al desaliento y la desespera-
ción que a menudo están ocultos bajo una aparente indiferencia o
fanfarronería.—
La Educación, 291 (1903)
.
Cómo vencer los pensamientos negativos (consejo a una fa-
milia)
—Uds. pueden ser una familia feliz si cumplen con lo que
Dios les ha pedido que hagan y les ha encomendado como un deber.
Pero el Señor no hará por Uds. lo que les ha pedido que hagan. Lo
que sucede con el hermano C es una pena. Se ha sentido infeliz
por tanto tiempo, que la vida se le ha convertido en una carga. No
es necesario que esto sea así. Su imaginación está enferma, y ha
mantenido por tanto tiempo los ojos fijos en un cuadro oscuro, que
cuando enfrenta la adversidad o la desilusión se imagina que todo
va rumbo a la ruina, que llegará a la miseria, que todo está en contra
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de él, que nadie tiene que pasar por momentos tan duros como él; y
así destroza su vida. Mientras piensa de ese modo, más miserable se
siente, y más miserables hace a todos los que lo rodean.
No tiene razón para sentirse así; todo esto es obra de Satanás.
No debe permitir que el enemigo controle su mente de esa manera.
Debería apartar su vista del cuadro oscuro y lóbrego, y fijarla en
el amante Salvador, la gloria del cielo, y en la rica herencia prepa-
rada para todos los que son humildes y obedientes, y que poseen
corazones agradecidos y una fe que reposa en las promesas de Dios.
Esto le costará un esfuerzo, una lucha; pero hay que hacerlo. Su
felicidad presente, y su felicidad futura y eterna, dependen de que
fije su mente en temas alegres, que aparte su vista del cuadro os-
curo, que es imaginario, y la dirija a los beneficios que Dios ha
derramado sobre su senda, y más allá de todo ello, a lo invisible y
eterno.—
Testimonies for the Church 1:703, 704 (1868)
.