Página 133 - Mente, C

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El dolor
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Los procesos restauradores producen dolor
—A menudo el
dolor es la consecuencia del esfuerzo de la naturaleza para dar vida
y vigor a las partes que han quedado parcialmente muertas como
consecuencia de la inacción.—
Testimonies for the Church 3:78
(1872)
.
Sufrimiento excesivo a causa de la actitud mental (un men-
saje personal)
—Si Ud. no hubiera satisfecho su gusto por la lectura
ni se hubiera complacido a sí misma, y hubiera dedicado tiempo
a hacer con prudencia más ejercicio físico e ingerido con cuidado
alimentos adecuados y saludables, se habría evitado mucho sufri-
miento. Parte de ese sufrimiento ha sido imaginario. Si Ud. hu-
biera controlado su mente para resistir la disposición a ceder ante
las enfermedades, no habría tenido espasmos nerviosos. Debería
apartar su mente de sí misma para concentrarla en los deberes do-
mésticos, para mantener su casa en orden, con prolijidad y buen
gusto.—
Testimonies for the Church 2:434 (1870)
.
Quienes sufren tienden a volverse impacientes
—Las perso-
nas aquejadas por la enfermedad pueden hacer por ellas mismas
lo que otros no pueden hacer. Deberían comenzar por aliviar la
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naturaleza de la carga que le han impuesto. Deberían suprimir la
causa. Deberían ayunar durante un corto tiempo y dar al estómago
la oportunidad de descansar. Deberían reducir el estado febril del or-
ganismo mediante la cuidadosa y bien realizada aplicación de agua.
Estos esfuerzos ayudarán a la naturaleza en su lucha por liberar al
organismo de impurezas.
Pero generalmente las personas que sufren de dolor se tornan
impacientes. No están dispuestas a ser abnegadas y a sufrir un poco
a causa del hambre. Tampoco están dispuestas a esperar el lento
proceso que lleva a cabo la naturaleza para reconstituir las recargadas
energías del organismo. Pero están decididas a obtener alivio de
inmediato, de modo que ingieren drogas poderosas prescriptas por
los médicos.—
Mensajes Selectos 2:515, 516 (1865)
.
Sufrimientos acerca de los cuales no tenemos control
—Hay
quienes tiene mente pura y son concienzudos pero sufren por dife-
rentes causas que están fuera de su control.—
Conducción del Niño,
418 (1864)
.
No están ocultos de Jesucristo
—¡Qué pensamiento maravillo-
so es saber que Jesús está perfectamente enterado de los dolores y las