Página 195 - Mente, C

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La comunicación
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Aprendamos la elocuencia del silencio
—Cuando alguien cede
y se enoja, está tan intoxicado como el que ha bebido una copa.
Aprendamos la elocuencia del silencio y sepamos que Dios respeta
lo que ha sido adquirido por la sangre de Cristo. Adiestrémonos
a nosotros mismos; debemos aprender cada día. Debemos subir
cada vez más alto y estar cada vez más cerca de Dios. Eliminemos
los escombros del camino real. Abramos paso para que el Rey
pueda caminar entre nosotros. Eliminemos de nuestros labios la
comunicación contaminada véase.
Colosenses 3:8
.—
Manuscrito 6,
1893
.
Santa restricción
—Sin fe es imposible agradar a Dios. Pode-
mos tener la salvación de Dios en nuestras familias, pero debemos
creer para obtenerla, vivir por ella y ejercer de continuo fe y con-
fianza permanente en Dios. Debemos subyugar el genio violento, y
dominar nuestras palabras; así obtendremos grandes victorias.
A menos que dominemos nuestras palabras y genio, somos es-
clavos de Satanás, y estamos sujetos a él como cautivos suyos. Cada
palabra discordante, desagradable, impaciente o malhumorada, es
una ofrenda presentada a su majestad satánica. Y es una ofrenda
costosa, más costosa que cualquier sacrificio que podamos hacer
para Dios; porque destruye la paz y la felicidad de familias ente-
ras, destruye la salud, y puede hacernos perder finalmente una vida
eterna de felicidad.
La Palabra de Dios nos impone restricción para nuestro propio
interés. Aumenta la felicidad de nuestras familias y de cuantos
nos rodean. Refina nuestro gusto, santifica nuestro criterio y nos
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reporta paz mental, y al fin, la vida eterna. Bajo esta restricción
santa, creceremos en gracia y humildad, y nos resultará fácil hablar
lo recto. El carácter natural, apasionado, será mantenido en sujeción.
El Salvador, al morar en nosotros nos fortalecerá a cada hora. Los
ángeles ministradores permanecerán en nuestras moradas, y con
gozo llevarán al cielo las nuevas de nuestro progreso en la vida
divina, y el ángel registrador tendrá para anotar un informe alegre y
feliz.—
Joyas de los Testimonios 1:109 (1862)
.
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