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Mente, Cáracter y Personalidad 2
los órganos del habla se pierden las modulaciones de la voz. Hay
que vencer decididamente la tendencia a hablar con rapidez. Dios
requiere de los seres humanos todo el servicio que éstos puedan dar.
Todos los talentos confiados a los hombres deben ser fomentados,
apreciados y utilizados como dones preciosos del cielo. Los obreros
que trabajan en el campo de la siega son instrumentos destinados por
Dios, canales mediante los cuales él puede comunicar luz del cielo.
El uso descuidado y negligente de cualquiera de las facultades dadas
por Dios disminuye su eficacia de modo que en una emergencia,
cuando podría hacerse el mayor bien, están tan débiles, enfermas
y estropeadas que consiguen realizar muy poco.—
El Evangelismo,
484, 485 (1897)
.
La ciencia de la lectura es del más elevado valor
—El arte de
leer correctamente y con el énfasis debido es del más alto valor. No
importa cuánto conocimiento se haya adquirido en otros ramos, si
se ha descuidado el cultivo de la voz y de la forma de expresión
para hablar y leer distintamente y en forma inteligible, todo ese
conocimiento tendrá poquísima utilidad, porque sin el cultivo de
la voz no es posible comunicar pronta y claramente lo que se ha
aprendido.—
El Evangelismo, 483 (1902)
.
Las cosas reales y las imaginarias
—En cierta ocasión, cuando
Betterton, célebre actor, estaba cenando con el Dr. Sheldon, arzo-
bispo de Canterbury, éste le dijo: “Le ruego, Sr. Betterton, que me
diga por qué vosotros los actores dejáis a vuestros auditorios tan
poderosamente impresionados hablándoles de cosas imaginarias”.
“Su señoría—contestó el Sr. Betterton—, con el debido respeto
a su gracia, permítame decirle que la razón es sencilla: reside en el
poder del entusiasmo. Nosotros, en el escenario, hablamos de cosas
imaginarias como si fuesen reales; y vosotros, en el púlpito, habláis
de cosas reales como si fuesen imaginarias”.—
Consejos para los
Maestros Padres y Alumnos, 241, 242; 194 (1902)
.
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Vivamos y hablemos por encima del nivel de nuestro alrede-
dor
—Aunque haya iniquidad alrededor de nosotros, no debemos
aproximarnos a ella. No hablen de la maldad y la iniquidad que
existen en el mundo; en cambio, eleven la mente, y hablen de su
Salvador. Cuando vean la iniquidad alrededor de ustedes, alégrense
más aún de que él es su Salvador y nosotros sus hijos.—
Manuscrito
7, 1888
.