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Mente, Cáracter y Personalidad 2
Si Ud. no pudiera controlar sus sentimientos, no habría pecado;
pero no da buen resultado someterse de ese modo al enemigo. Su
voluntad necesita ser santificada y subyugada en lugar de levantarse
en oposición a la de Dios.—
Testimonies for the Church 5:310, 311
(1885)
.
La alimentación afecta la imaginación
—La intemperancia co-
mienza en nuestras mesas con el consumo de alimentos malsanos.
Después de un tiempo, por la complacencia continua del apetito, los
órganos digestivos se debilitan y el alimento ingerido no satisface. Se
establecen condiciones malsanas y se anhela ingerir alimentos más
estimulantes. El té, el café y la carne producen un efecto inmediato.
Bajo la influencia de estos venenos, el sistema nervioso se excita y,
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en algunos casos, el intelecto parece vigorizado momentáneamente y
la imaginación resulta más vívida.—
Joyas de los Testimonios 1:417,
418 (1875)
.
Los efectos del té, el café y otras bebidas populares
—El té
estimula y hasta cierto punto embriaga. Parecida resulta también
la acción del café y de muchas otras bebidas populares. El primer
efecto es agradable. Se excitan los nervios del estómago, y esta
excitación se transmite al cerebro, que, a su vez acelera la actividad
del corazón y da al organismo entero cierta energía pasajera. No
se hace caso del cansancio. La fuerza parece haber aumentado, la
inteligencia se despierta y la imaginación se aviva.—
El Ministerio
de Curación, 250, 251 (1905)
.
Los reavivamientos populares y la imaginación
—Los reavi-
vamientos populares son provocados demasiado a menudo por lla-
mamientos a la imaginación, que excitan las emociones y satisfacen
la inclinación por lo nuevo y extraordinario. Los conversos ganados
de este modo manifiestan poco deseo de escuchar la verdad bíblica, y
poco interés en el testimonio de los profetas y apóstoles. El servicio
religioso que no revista un carácter un tanto sensacional no tiene
atractivo para ellos. Un mensaje que apele a la fría razón no despierta
eco alguno en ellos. No tienen en cuenta las claras amonestaciones
de la Palabra de Dios que se refieren directamente a sus intereses
eternos.—
El Conflicto de los Siglos, 516 (1888)
.
El teatro deprava la imaginación
—El teatro se encuentra entre
los placeres más peligrosos. En lugar de ser una escuela de morali-
dad y virtud, como a menudo se pretende, es el mismo semillero de