Página 211 - Mente, C

Basic HTML Version

Los hábitos
207
aferrarnos a nuestros propios métodos, planes e ideas; debemos ser
transformados por la renovación de nuestra mente, para que poda-
mos comprobar “cual sea la buena voluntad de Dios, agradable y
perfecta”. Los pecados que nos asedian deben ser vencidos, y los
malos sentimientos deben ser desarraigados, y un carácter santo y
santas emociones deben ser engendrados en nosotros por el Espíritu
de Dios.—
Carta 57, 1887
.
Cuando nos oponemos a los malos hábitos, éstos ofrecen la
más vigorosa resistencia; pero si la lucha prosigue con energía y
perseverancia, es posible vencerlos.—
Testimonies for the Church
4:655 (1881)
.
La gracia de Cristo quebranta los malos hábitos
—Los hom-
bres necesitan aprender que no pueden poseer en su plenitud las
bendiciones de la obediencia, sino cuando reciben la gracia de Cris-
to. Esta es la que capacita al hombre para obedecer las leyes de
Dios y para liberarse de la esclavitud de los malos hábitos. Es el
único poder que puede hacerlo firme en el buen camino y ayudarlo
a permanecer en él.—
El Ministerio de Curación, 78 (1905)
.
Por medio del poder de Cristo, los hombres y las mujeres han
quebrantado las cadenas de los hábitos pecaminosos. Han renuncia-
do al egoísmo. El profano se transforma en reverente, el borracho
en sobrio, el libertino en puro. Las almas que reflejaban la imagen
de Satanás han llegado a transformarse a la imagen de Dios.—
Los
Hechos de los Apóstoles, 392 (1911)
.
Pensamientos y actos correctos pueden convertirse en hábi-
tos
—La única seguridad para el alma consiste en pensar bien, pues
acerca del hombre se nos dice: “Cual es su pensamiento en su alma,
tal es él”.
Proverbios 23:7
. El poder del dominio propio se acrecienta
[625]
con el ejercicio. Lo que al principio parece difícil, se vuelve fácil
con la práctica, hasta que los buenos pensamientos y acciones llegan
a ser habituales.—
El Ministerio de Curación, 392 (1905)
.
[626]