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Mente, Cáracter y Personalidad 2
debe mejorar a fin de ganar almas para el Salvador.—
Testimonies
for the Church 4:555 (1881)
.
Las virtudes sociales deben ser cultivadas
—Sufrimos una pér-
dida cuando descuidamos la oportunidad de reunirnos para fortale-
cernos y animarnos mutuamente en el servicio de Dios. Las verdades
de su Palabra pierden en nuestras mentes su vivacidad e importancia.
Nuestros corazones dejan de ser alumbrados y vivificados por la
influencia santificadora, y declinamos en espiritualidad. En nuestra
asociación como cristianos perdemos mucho por falta de simpatía
mutua. El que se encierra completamente dentro de sí mismo no está
ocupando la posición que Dios le señaló. El cultivo apropiado de los
elementos sociales de nuestra naturaleza nos hace simpatizar con
otros y es para nosotros un medio de desarrollarnos y fortalecernos
en el servicio de Dios.—
El Camino a Cristo, 101, 102 (1892)
.
Jesús era muy sociable
—Toda la vida del Salvador se caracte-
rizó por la benevolencia desinteresada y la hermosura de la santidad.
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El es nuestro modelo de bondad. Desde el comienzo de su ministerio,
los hombres empezaron a comprender más claramente el carácter de
Dios. Practicaba sus enseñanzas en su propia vida. Era consecuente
sin obstinación, benevolente sin debilidad, y manifestaba ternura y
simpatía sin sentimentalismo. Era altamente sociable, aunque po-
seía una reserva que inhibía cualquier familiaridad. Su temperancia
nunca lo llevó al fanatismo o la austeridad. No se conformaba con
el mundo, y sin embargo prestaba atención a las necesidades de los
menores de entre los hombres.—
Consejos para los Maestros Padres
y Alumnos, 249; 201 (1913)
.
La bondad social y la dignidad humana
—A la mesa de los
publicanos [Cristo] se sentaba como distinguido huésped, demos-
trando por su simpatía y la bondad de su trato social que reconocía
la dignidad humana; y los hombres, en cuyos sedientos corazones
caían sus palabras con poder bendito y vivificador, anhelaban ha-
cerse dignos de su confianza. Despertábanse nuevos impulsos, y a
estos parias de la sociedad se les abría la posibilidad de una vida
nueva.—
El Ministerio de Curación, 16, 17 (1905)
.
Jesús enseñó a los discípulos los verdaderos deberes socia-
les
—Cristo enseñó a sus discípulos a conducirse en compañía de
otros. Les enseñó las obligaciones y reglas de la verdadera vida
social, que son las mismas que aparecen en la ley del reino de Dios.