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Las relaciones sociales
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tra naturaleza simpatizamos con nuestros hermanos y los esfuerzos
que hacemos por beneficiar a nuestros semejantes, nos proporcionan
felicidad.—
Historia de los Patriarcas y Profetas, 582, 583 (1890)
.
Las relaciones mutuas deben ser regidas por el amor di-
vino
—Estoy constantemente presentando la necesidad que tiene
cada hombre de hacer lo mejor que pueda como cristiano, de prepa-
rarse para alcanzar el grado de crecimiento, expansión de la mente
y nobleza del carácter que cada uno pueda tener. En todo lo que
hagamos, debemos sostener una relación cristiana unos con otros.
Debemos emplear toda la fuerza espiritual para la ejecución de pla-
nes sabios en una acción fervorosa. Los dones de Dios han de ser
usados para la salvación de las almas. Nuestras relaciones mutuas no
han de ser gobernadas por normas humanas; sino por el amor divino,
el amor expresado en el don de Dios a nuestro mundo.—
Consejos
para los Maestros Padres y Alumnos, 243; 196 (1913)
.
Las relaciones sociales ayudan a ganar almas
—Especialmen-
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te aquellos que han gustado el amor de Cristo debieran desarrollar
sus facultades sociales; pues de esta manera pueden ganar almas
para el Salvador. Cristo no debiera ser ocultado en sus corazones,
encerrado como tesoro codiciado, sagrado y dulce, que sólo ha se
ser gozado por ellos; ni tampoco debieran ellos manifestar el amor
de Cristo sólo hacia aquellos que les son más simpáticos.
Se debe enseñar a los alumnos la manera de demostrar, como
Cristo, un amable interés y una disposición sociable para con los
que se hallan en la mayor necesidad, aun cuando los tales no sean
sus compañeros preferidos. En todo momento y en todas partes,
manifestó Jesús amante interés en la familia humana y esparció en
derredor suyo la luz de una piedad alegre. Debe enseñarse a los
estudiantes a seguir sus pisadas. Se les ha de enseñar a manifestar
interés cristiano, simpatía y amor hacia sus compañeros jóvenes y a
empeñarse en atraerlos a Jesús; Cristo debiera ser en sus corazones
como un manantial de agua que brote para vida eterna, que refresque
a todos aquellos con quienes tratan.—
Joyas de los Testimonios
2:438, 439 (1900)
.
Todos debemos llegar a ser testigos de Jesús. El poder social,
santificado por la gracia de Cristo, debe ser aprovechado para ganar
almas para el Salvador. Vea el mundo que no estamos egoístamente
absortos en nuestros propios intereses, sino que deseamos que otros