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La crítica
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desarraigar la cizaña de acuerdo con la sabiduría humana, no sea
que como consecuencia de las sugerencias de Satanás saquemos el
trigo suponiendo que es cizaña. La sabiduría que proviene de lo alto
descenderá sobre el manso y humilde de corazón, y esa sabiduría no
lo inducirá a destruir sino a edificar al pueblo de Dios.—
Carta 63,
1893
.
Restaurar y curar
—No debemos mirar las faltas de los demás
para condenarlos, sino para restaurarlos y sanarlos. Velad en oración,
seguid hacia adelante y hacia arriba, obteniendo cada vez más del
espíritu de Jesús, y sembrando lo mismo junto a todas las aguas.—
Nuestra Elavada Vocacion, 187 (1894)
.
Satanás fomenta la crítica
—El yo siempre albergará una gran
estima por sí mismo. Cuando los hombres abandonan su primer
amor, dejan de guardar los mandatos de Dios, y comienzan a criti-
carse unos a otros. Este espíritu seguirá luchando por la supremacía
hasta el fin del tiempo. Satanás está tratando de fomentarlo de mane-
ra que los hermanos en su ignorancia intenten devorarse mutuamente.
Esto no glorifica a Dios; por el contrario, lo deshonra muchísimo y
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contrista al Espíritu Santo.
Satanás se regocija porque sabe que si puede lograr que un
hermano vigile a otro hermano en la iglesia y en el ministerio,
algunos se desalentarán y se desanimarán, y abandonarán su puesto
del deber. Esta no es la obra del Espíritu Santo; un poder subalterno
está obrando en las cámaras de la mente y en el templo del alma
para colocar sus atributos donde deberían estar los de Cristo.—
The
General Conference Bulletin, 338
.
No apartemos a otros de Cristo
—Muchos que profesan reco-
ger con Cristo están alejando a otros de él. Por esto la iglesia es tan
débil. Muchos se permiten criticar y acusar a otros libremente. Al
dar expresión a las suspicacias, los celos y el descontento, se convier-
ten en instrumentos de Satanás... Así la frivolidad, la complacencia
propia y la descuidada indiferencia de los profesos cristianos están
apartando a muchas almas del camino de la vida.—
Palabras de Vida
del Gran Maestro, 276; 239 (1900)
.
No es bueno confiar en un brazo de carne
—El Señor sabe
que si miramos al hombre y confiamos en el ser humano, estaremos
reposando en un brazo de carne. Por eso nos invita a que confiemos
en él. Su poder no tiene límites. Meditemos en el Señor Jesús, en