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Mente, Cáracter y Personalidad 2
sus méritos y en su amor, y no tratemos de buscar defectos y pensar
en los errores que otros han cometido. Pensemos en las cosas dignas
de su reconocimiento y alabanza; y si somos capaces de descubrir
los errores de los demás, seamos más capaces todavía de reconocer
y alabar lo bueno. Si nos criticáramos a nosotros mismos, descubri-
ríamos cosas tan objetables como las que vemos en los demás. Por
lo tanto, trabajemos siempre para fortalecernos mutuamente en la
muy santa fe.—
Manuscrito 151, 1898
.
El ataque como defensa
—Que nadie trate de cubrir sus propios
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pecados mediante la revelación de los errores de algún otro. Dios
no nos ha encomendado esta tarea. Debemos dejar que los demás
humillen sus propios corazones para que puedan llegar a la luz del
conocimiento de Dios.—
Manuscrito 56, 1904
.
No nos destrocemos los nervios
—Los que se critican y con-
denan mutuamente están quebrantando los mandamientos de Dios
y son una ofensa para él. No aman ni a Dios ni a sus prójimos.
Hermanos y hermanas: quitemos la basura de la crítica, los recelos
y las quejas, y no seáis quisquillosos. Algunos son tan sensibles que
no se puede razonar con ellos. Sed muy sensibles en cuanto a lo que
significa guardar la ley de Dios y en cuanto a si estáis guardando o
quebrantando la ley. En esto es en lo que Dios quiere que seamos
sensibles.—
Comentario Bíblico Adventista 7:949 (1903)
.
Consejo a alguien que confundió orgullo con sensibilidad
Ud. está listo para justificarse con el pretexto de que es muy sensible,
que siente profundamente, que sufre mucho. Vi que nada de eso lo
excusará a la vista de Dios. Ud. confunde orgullo con sensibilidad.
El yo es prominente en su caso. Cuando el yo esté crucificado,
entonces esa sensibilidad u orgullo morirá; mientras eso no ocurra,
Ud. no será cristiano.
Ser cristiano equivale a ser semejante a Cristo, poseer humildad
y un espíritu manso y tranquilo capaz de soportar la contradicción
sin enojarse ni enfurecerse. Si Ud. pudiera rasgar el manto engañoso
que lo cubre, de manera que pudiera verse como Dios lo ve, ya
no trataría de justificarse sino que caería quebrantado a los pies de
Cristo, el único que puede eliminar los defectos de su carácter y
curarlo.—
Testimonies for the Church 2:573 (1870)
.
Un honesto examen de conciencia
—Si todos los que profesan
ser cristianos empleasen sus facultades de investigación para ver qué