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Mente, Cáracter y Personalidad 2
El amor produce felicidad
—Desde un punto de vista mundano,
el dinero es poder; pero desde el punto de vista cristiano, el amor
es poder. Las fortalezas intelectual y espiritual están implícitas en
este principio. El amor puro es especialmente eficaz para hacer el
bien, y no puede hacer otra cosa sino el bien. Previene la discordia y
la miseria, y produce verdadera felicidad. La riqueza es a menudo
una influencia que corrompe y destruye; la fuerza es capaz de herir,
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pero las propiedades del amor puro son la verdad y la bondad.—
Testimonies for the Church 4:138 (1876)
.
La aplicación de la Regla de Oro produce felicidad
—“Así
que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con voso-
tros, así también haced vosotros con ellos”.
Mateo 7:12
. El Señor
enseñó este principio [la Regla de Oró] para que la humanidad fuera
feliz y no desdichada; pues la felicidad no puede llegar por ningún
otro camino fuera de éste. Dios desea que los seres humanos vivan
la vida superior. El les entrega la dádiva de la vida, no para que ellos
simplemente la empleen en adquirir riquezas, sino para que aprove-
chen sus más elevadas facultades haciendo la obra que él encomendó
a la humanidad: la obra de buscar, descubrir y aliviar las necesida-
des de sus semejantes. El hombre no debe laborar egoístamente en
su propio interés, sino en interés de todos los que lo rodean; debe
beneficiar a los demás con su influencia y buenas acciones. Este
propósito divino se cumple en la vida de Cristo.—
MeM 170 (1902)
.
La felicidad resulta de obrar
—No importa cuál sea nuestra
posición, o cuán limitadas sean nuestras capacidades, tenemos que
hacer una obra para el Maestro. Nuestras gracias se desarrollan y
maduran mediante el ejercicio. Con la verdad de Dios ardiendo en el
alma no podemos estar ociosos. La felicidad que experimentaremos
al obrar, compensará aun en esta vida todo el esfuerzo realizado.
Únicamente aquellos que han experimentado la felicidad que resulta
del esfuerzo de la negación del yo en el servicio de Cristo, pueden
hablar de esto con comprensión. En realidad, es un gozo tan puro y
tan profundo que el lenguaje humano no puede expresarlo.—
Nuestra
Elavada Vocacion, 188 (1873)
.
Nuestra felicidad es la felicidad de los demás
—Cristo hace
de su iglesia un hermoso templo para Dios. “Donde están dos o tres
congregados en mi nombre allí estoy en medio de ellos”.
Mateo
18:20
. Su iglesia es la corte de la vida santa, llena de diversos dones,
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