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Mente, Cáracter y Personalidad 2
y la razón de ello es que no ha recorrido un camino limpio. No
disfruta de la religión. Se ha apartado de Dios y de la justicia. Ha
tratado de encontrar la felicidad en forma equivocada en los placeres
prohibidos; y no tiene valor moral para confesar y abandonar sus
pecados, de manera que pueda alcanzar misericordia.—
Testimonies
for the Church 2:291 (1869)
.
Conciencia limpia y aprobación de Dios
versus
pasiones na-
turales y corazón carnal
—¿De qué bien nos privaría Dios? Nos
privaría de entregarnos a las pasiones naturales y al corazón carnal.
No podemos enojarnos cuando agradamos al Señor y conservamos
su aprobación y una conciencia limpia delante de él. Pero, ¿no es-
tamos dispuestos a abandonar todo esto? ¿Seremos más felices si
cedemos a las pasiones corrompidas? Se nos imponen restricciones
precisamente para que no sea así.
No disfrutaremos más si nos enojamos y cultivamos un carácter
perverso. No fomentará nuestra felicidad el que nos dejemos condu-
cir por el corazón natural. Y, ¿seremos mejores si nos entregamos
a estas cosas? No; envolverán con sus sombras nuestros hogares, y
cubrirán con un manto nuestra felicidad. Si cedemos ante nuestros
apetitos naturales sólo lograremos perjudicar nuestro cuerpo y des-
truir nuestro organismo. Por eso el Señor quiere que le pongamos
freno al apetito, controlemos las pasiones y tengamos en sujeción la
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totalidad del ser. Y nos ha prometido fuerza si nos dedicamos a esta
tarea.—
Testimonies for the Church 2:590, 591 (1871)
.
Procuremos la salud y una larga vida
—El valor, la esperanza,
la fe, la simpatía y el amor fomentan la salud y alargan la vida. Un
espíritu satisfecho y alegre es como salud para el cuerpo y fuerza
para el alma. “El corazón alegre es una buena medicina”.
Proverbios
17:22 (VM)
.—
El Ministerio de Curación, 185 (1905)
.
Una persona cuyo espíritu es sereno y está satisfecho en Dios,
se encuentra en el sendero de la salud.—
MeM 154 (1880)
.
Resultados de la obediencia a las leyes físicas
—Salud, vida y
felicidad son el resultado de la obediencia a las leyes físicas que
gobiernan nuestro cuerpo. Si nuestra voluntad y nuestro proceder
están de acuerdo con la voluntad y el proceder de Dios, si hacemos
lo que agrada a nuestro Creador, el mantendrá en buenas condiciones
el organismo humano y restaurará las facultades morales, mentales
y físicas a fin de poder obrar mediante nosotros para su gloria. Su