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Los pensamientos habituales
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acciones y hábilmente adapta sus tentaciones a los casos de quienes
se colocan al alcance de su poder. Si trabajáramos para reprimir los
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pensamientos y sentimientos pecaminosos, sin darles expresión en
palabras o acciones, Satanás sería derrotado, pues no podría preparar
sus engañosas tentaciones adecuadas para el caso. ¡Pero con cuánta
frecuencia abren la puerta al adversario de las almas los profesos
cristianos por su falta de dominio propio!—
Mensajes Selectos 1:143
(1887)
.
Perturbados por malos pensamientos
—Hay muchos que es-
tán realmente perturbados porque pensamientos subalternos y degra-
dantes invaden sus mentes y no los pueden ahuyentar con facilidad.
Satanás ha enviado a sus malos ángeles para que nos rodeen, y aun-
que no pueden leer los pensamientos de los hombres, observan muy
de cerca sus palabras y actos. Satanás aprovecha las debilidades y los
defectos de carácter que se manifiesten de esta manera, y proyecta
sus tentaciones hacia el lugar de menor capacidad de resistencia.
Hace sugerencias malignas e inspira pensamientos mundanos, con-
ciente de que, de esa manera, puede lograr que el alma caiga en
condenación y esclavitud. A los que son egoístas, mundanos, avaros,
orgullosos, criticones, o dados a la maledicencia, a todos los que
albergan errores y defectos de carácter, Satanás les presenta la com-
placencia del yo y conduce el alma a la senda que la Biblia condena,
pero que él consigue que parezca atrayente.
Para toda clase de tentaciones hay un remedio. No se nos deja
solos en la lucha contra el yo y nuestra naturaleza pecaminosa para
que lo hagamos basándonos en nuestra fuerza finita. Jesús es un
poderoso auxilio, un apoyo que nunca falla... Hay que ponerle freno
a la mente y no permitirle que divague. Deberíamos adiestrarla para
que se concentre en las Escrituras y en temas nobles y elevados.
Habría que aprender de memoria algunas porciones de la Biblia,
incluso capítulos enteros, para repetirlos cuando Satanás aparece
con sus tentaciones... Cuando Satanás trata de conducir la mente
para que piense en cosas terrenas y sensuales, la forma más eficaz
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de resistirlo es decir: “Escrito está”.—
The Review and Herald, 8 de
abril de 1884
.
La única seguridad consiste en pensar correctamente
Necesitamos la constante conciencia del poder ennoblecedor de
los pensamientos puros y de la influencia dañina de los malos pen-