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Los pensamientos habituales
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Si los pensamientos son malos, los sentimientos también lo se-
rán. Los pensamientos y sentimientos combinados constituyen el
carácter moral. Cuando Uds. deciden que como cristianos no se
les requiere que restrinjan sus pensamientos y sentimientos, caen
bajo la influencia de los malos ángeles e invitan su presencia y su
control. Si ceden ante sus impresiones y permiten que sus pensa-
mientos transcurran por canales de sospecha, duda y lamentaciones,
se encontrarán entre los más infelices de los mortales, y sus vidas
serán un fracaso.—
Testimonies for the Church 5:310 (1885)
.
Consejo dado a una joven que construía castillos en el aire
Ud. debería controlar sus pensamientos. No será fácil; no podrá
lograrlo sin un esfuerzo estricto y hasta severo. Pero Dios se lo
requiere; es un deber que descansa sobre todo ser responsable. Ud.
tiene que responder ante Dios por sus pensamientos. Si se abandona
a su vana imaginación, y permite que su mente se dedique a temas
impuros, en cierto modo es tan culpable delante de Dios como si sus
pensamientos se hubieran convertido en actos. Todo lo que impide
que esto sea así es la falta de oportunidad.
Soñar de día y de noche y hacer castillos en el aire es un hábito
malo y sumamente peligroso. Una vez que se ha consolidado, es casi
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imposible quebrantarlo y orientar los pensamientos hacia lo puro,
santo y elevado. Tiene que convertirse en una fiel centinela de sus
ojos, sus oídos y todos sus sentidos, si quiere controlar su mente
e impedir que los pensamientos vanos y corrompidos le manchen
el alma. Sólo el poder de la gracia puede llevar a cabo esta obra
tan deseable. Ud. es débil en cuanto a esto.—
Testimonies for the
Church 2:561 (1870)
.
Eliminemos el mal por medio del bien
—Los padres pueden
elegir, si quieren, si las mentes de sus hijos serán llenas de pensa-
mientos y sentimientos puros y santos; pero sus gustos deben ser
disciplinados y educados con el mayor cuidado. Deben comenzar
temprano a desplegar las Escrituras ante las mentes de sus hijos, para
que se formen hábitos y gustos correctos. Los elementos del mal
sólo pueden ser exterminados por la introducción de un alimento
que proporcione un pensamiento puro y sólido.—
Nuestra Elavada
Vocacion, 204 (1886)
.
Evitemos los pensamientos negativos
—Puesto que no nos per-
tenecemos, pues hemos sido comprados por precio, es deber de quien