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Mente, Cáracter y Personalidad 2
profesa ser cristiano poner sus pensamientos bajo el dominio de la
razón y obligarse a sí mismo a ser alegre y feliz. Por amarga que
sea la causa de su pena, debe cultivar una actitud de tranquilidad y
quietud en Dios. ¡Qué preciosa y sanadora es la influencia de la tran-
quilidad que hay en Cristo Jesús, de su paz, y cuán sedante es para
el alma oprimida! Por oscuras que sean las perspectivas, albergue
una actitud de esperanza para bien. Nada se gana con el desaliento,
y en cambio se pierde mucho. Si bien es cierto que la alegría, la
tranquila resignación y la paz harán mucho en favor de la felicidad
y la salud de los demás, nos dará a nosotros el mayor beneficio. La
tristeza y el hablar de cosas negativas promueven imágenes mentales
desagradables y producen sobre nosotros mismos un efecto negativo.
Dios quiere que nos olvidemos de todo esto, ¡que no miremos hacia
abajo sino hacia arriba!—
Carta 1, 1883
.
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El peligro de pensar en las cosas terrenales
—Si vuestros pen-
samientos, planes y propósitos están dirigidos hacia la acumulación
de las cosas terrenales, vuestra ansiedad, vuestro estudio y vuestros
intereses se concentrarán en el mundo. Las atracciones celestiales
perderán su belleza... Vuestro corazón estará con vuestro tesoro...
Careceréis de tiempo para dedicaros al estudio de las Escrituras y
a la oración ferviente que os ayudará a escapar de las trampas de
Satanás.—
Nuestra Elavada Vocacion, 202 (1910)
.
Cambiemos nuestra manera de pensar
—Cuando se ha per-
mitido que la mente piense por mucho tiempo solamente en cosas
terrenales, es difícil cambiar los hábitos de pensar. Lo que el ojo ve
y el oído oye demasiado a menudo, atrae la atención y absorbe el
interés. Pero si entráramos en la ciudad de Dios y contempláramos a
Jesús en su gloria, nos acostumbraríamos a verlo aquí con el ojo de
la fe. Las palabras y el carácter de Cristo serían a menudo el objeto
de nuestra conversación, y cada día se dedicaría un poco de tiempo
para meditar con oración en estos sagrados temas.—
The Review
and Herald, 3 de mayo de 1881
;
The Sanctified Life, 91, 92
.
Un nivel más elevado de pensamiento
—El hombre se reveló
contra Dios y desde entonces ha tratado de lograr que su plan tenga
éxito de hacer las cosas a su manera, en su afán de conseguir felici-
dad. Pero cada vez que ha tratado de llenar su mente con algo que
no sea Dios, ha fracasado. Debe haber definidamente un nivel más
elevado de pensamiento, una clase más alta de estudios, cosas más