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Las dudas
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bote agujereado, y no le conviene embarcar su fe en él. Si Ud. pone
su confianza en él, ciertamente se hundirá.
¡El bote salvavidas, el bote salvavidas es su única seguridad!
Jesús es el capitán del bote salvavidas, y nunca ha perdido un solo
pasajero.
Uds. que dudan y están desanimados, ¿cómo pueden esperar que
sus corazones resplandezcan con el amor de Cristo? ¿Cómo pueden
esperar que su gozo permanezca y sea cumplido en Uds. si siguen
meditando en sus propios caracteres imperfectos y alimentándose
de ellos?—
Carta 11, 1897
.
Fe
versus
incredulidad
—No nos damos cuenta de cuánto per-
demos por causa de la incredulidad. Si no tenemos fe estaremos
librando una batalla perdida. Tenemos un Salvador que comprende
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cada aspecto de nuestra vida. Conoce nuestros desalientos y sabe
exactamente qué ayuda necesitamos. Debemos tener fe en él, una
fe que obre por el amor y que purifique el alma.—
Manuscrito 41,
1908
.
La fe crece gracias a los conflictos que tiene con las dudas; la
virtud aumenta en fortaleza al resistir las tentaciones.—
The Youth’s
Instructor, abril de 1873
.
Alberguemos fe
—No hay nada que fomente la incredulidad.
El Señor manifiesta su gracia y su poder vez tras vez, y esto debe
enseñarnos que siempre es provechoso, en todas las circunstancias,
fomentar la fe, hablar de la fe, proceder con fe. No debemos permitir
que nuestros corazones y nuestras manos se debiliten al permitir que
las sugestiones de mentes incrédulas planten en nuestros corazones
las semillas de duda y desconfianza.
Hebreos 3:12
.—
Comentario
Bíblico Adventista 7:939, 940 (1898)
.
La duda produce enfermedades nerviosas
—La seguridad de
la aprobación de Dios promueve la salud física. Fortalece al alma
contra la duda, la perplejidad y el pesar excesivo que, con tanta fre-
cuencia, minan las fuerzas vitales y causan enfermedades nerviosas
tremendamente debilitantes y aflictivas. El Señor ha empeñado su
palabra infalible de que sus ojos estarán sobre los justos, y sus oídos
abiertos a sus oraciones, pero que está contra todos los que proceden
mal. Nos imponemos un trabajo muy arduo cuando tomamos un
camino que pone al Señor contra nosotros.—
Comentario Bíblico
Adventista 3:1164 (1883)
.