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Las dudas
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siempre bajo una nube de condenación. No creen en la palabra del
Señor. No creen que obrará como lo ha dicho.—
Carta 10, 1893
.
El amor al pecado es la causa de la duda
—Disfráceselo como
se quiera, el amor al pecado es casi siempre la causa real de la duda
y el escepticismo. Las enseñanzas y restricciones de la Palabra de
Dios no agradan al corazón orgulloso, amante del pecado; y los
que no quieren obedecer sus mandamientos, fácilmente dudan de
su autoridad. Para llegar al conocimiento de la verdad, debemos
tener un deseo sincero de conocer la verdad, y buena voluntad en el
corazón para obedecerla. Todos los que estudien la Biblia con este
espíritu, encontrarán abundante evidencia de que es la Palabra de
Dios y pueden obtener un conocimiento de sus verdades que los hará
sabios para la salvación.—
El Camino a Cristo, 112, 113 (1892)
.
Fomentadas por quienes no caminan rectamente
—La duda
y la incredulidad son fomentadas por los que no caminan rectamente.
Son penosamente concientes de que su vida no soportará la prueba
del Espíritu de Dios, ya sea hablando mediante su Palabra, o me-
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diante los testimonios de su Espíritu que los llevarían a su Palabra.
En vez de comenzar con su propio corazón y ponerse en armonía
con los puros principios del evangelio, encuentran faltas y condenan
precisamente los medios que Dios ha elegido para preparar a un
pueblo que esté en pie en el día del Señor.—
Mensajes Selectos 1:51
(1883)
.
Dudas consideradas como hechos reales
—El método general
que se aplica para educar a los jóvenes, no cumple con la norma de
la verdadera educación. La infidelidad está entretejida en los temas
que se publican en los libros de texto, y se considera que los orácu-
los de Dios son cuestionables y hasta objetables. De este modo las
mentes de los jóvenes se familiarizan con las sugerencias de Satanás,
y las dudas que antes se albergaban se convierten supuestamente en
hechos probados, y la investigación científica que se lleva a cabo
resulta engañosa como consecuencia de la manera como se inter-
pretan y se pervierten los descubrimientos hechos.—
The Youth’s
Instructor, 31 de enero de 1895
;
Medical Ministry, 90
.
Qué hacer con la duda
—Ud. hiere el corazón de Cristo al
dudar, cuando él nos ha dado tantas evidencias de su amor al dar su
vida para salvarnos para que no pereciéramos sino que tuviéramos
vida eterna. Nos ha dicho exactamente lo que tenemos que hacer: