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La voluntad y la decisión
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La voluntad humana debe amalgamarse con la divina
—En
este conflicto de la justicia contra la injusticia, podemos tener éxito
únicamente mediante la ayuda divina. Nuestra voluntad finita debe
someterse a la voluntad del Infinito; la voluntad humana debe unirse
a la voluntad divina. Esto nos proporcionará la ayuda del Espíritu
Santo, y cada conquista ayudará a recuperar la posesión adquirida
por Dios y a restaurar su imagen en el alma.—
Nuestra Elavada
Vocacion, 155 (1896)
.
La conversión no crea nuevas facultades
—El Espíritu de Dios
no crea nuevas facultades en el hombre convertido, sino que obra
un cambio decidido en el empleo de aquellas facultades. Cuando se
efectúa un cambio en la mente, en el corazón y en el alma, al hombre
no se le da una nueva conciencia, sino que su voluntad queda some-
tida a una conciencia renovada, cuyas sensibilidades adormecidas
son despertadas por la obra del Espíritu Santo.—
Nuestra Elavada
Vocacion, 106 (1899)
.
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Satanás controla la voluntad que no está sometida al domi-
nio de Dios
—Cristo declaró: “He descendido del cielo, no para
hacer mi voluntad, sin la voluntad del que me envió”.
Juan 6:38
.
Su voluntad se puso en ejercicio activo para salvar las almas de
los hombres. Su voluntad humana fue orientada por la divina. Sus
siervos de hoy harán bien en preguntarse: “¿Qué clase de voluntad
estoy cultivando individualmente? ¿Estoy complaciendo mis propios
deseos y obstinación?” Si estamos haciendo esto corremos un grave
peligro, porque Satanás siempre gobernará la voluntad que no está
bajo el control del Espíritu de Dios. Cuando coloquemos nuestra
voluntad al unísono con la voluntad de Dios, se verá en nuestras
vidas la santa obediencia manifestada en la vida de Cristo.—
Nuestra
Elavada Vocacion, 109 (1899)
.
Voluntad dirigida por una conciencia pura
—La paz interior
y una conciencia libre de ofensas a Dios despertará y vigorizará el
intelecto como el rocío que cae sobre las tiernas plantas. Entonces la
voluntad recibirá una recta orientación, estará controlada y será más
decidida y, por lo tanto, más libre de perversidad.—
Testimonies for
the Church 2:327 (1869)
.
La voluntad decide la vida o la muerte
—Sólo la eternidad
podrá revelar el destino glorioso del hombre en quien se restaure la
imagen de Dios.