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Mente, Cáracter y Personalidad 2
Para que podamos alcanzar este alto ideal, debe sacrificarse todo
lo que causa tropiezo al alma. Por medio de la voluntad, el pecado
retiene su dominio sobre nosotros. La rendición de la voluntad se
representa como la extracción del ojo o la amputación de la mano.
A menudo nos parece que entregar la voluntad a Dios es aceptar una
vida contrahecha y coja...
Dios es la fuente de la vida, y sólo podemos tener vida cuando
estamos en comunión con él... Si os aferráis al yo y rehusáis entregar
la voluntad a Dios elegís la muerte...
Requiere sacrificio entregarnos a Dios, pero es sacrificio de lo
inferior por lo superior, de lo terreno por lo espiritual, de lo pere-
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cedero por lo eterno. No desea Dios que se anule nuestra voluntad,
porque solamente mediante su ejercicio podemos hacer lo que Dios
quiere. Debemos entregar nuestra voluntad a él para que podamos
recibirla de vuelta purificada y refinada, y tan unida en simpatía con
el Ser divino que él pueda derramar por nuestro medio los raudales
de su amor y su poder.—
El Discurso Maestro de Jesucristo, 55, 56
(1896)
.
Para comprender la verdadera fuerza de voluntad (consejo
a un joven inestable)
—Estará en constante peligro hasta que com-
prenda la verdadera fuerza de la voluntad. Puede creer y prometer
todas las cosas, pero sus promesas o su fe no tendrán valor hasta que
ponga su voluntad de parte de la fe y la acción. Si pelea la batalla de
la fe con toda su fuerza de voluntad, vencerá.—
Testimonios Selectos
4:156 (1889)
.
No tiene que confiar en sus sentimientos, ni en sus impresio-
nes, ni en sus emociones, porque no son dignos de confianza.—
Testimonies for the Church 5:513 (1889)
.
Puedes controlar tu voluntad
—No tienes por qué desesperar...
A ti te toca someter tu voluntad a la voluntad de Jesucristo, y al
hacerlo, Dios tomará inmediatamente posesión de ella y obrará en
ti el querer y el hacer su beneplácito. Tu naturaleza entera será
puesta entonces bajo el gobierno del Espíritu de Cristo, y hasta tus
pensamientos le estarán sujetos.
No puedes dominar como deseas tus impulsos y emociones,
pero puedes dominar la voluntad y lograr un cambio completo en
tu vida. Sometiendo tu voluntad a Cristo, tu vida se ocultará con
Cristo en Dios, y se unirá al poder que está por encima de todos los