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Mente, Cáracter y Personalidad 2
sobre la conciencia de otro... Cada uno de nosotros tiene una indivi-
dualidad y una identidad que no pueden ser sometidas a la de ningún
otro ser humano. Como individuos somos obra de Dios.—
Carta 92,
1895
.
Los ministros deben conducir a sus feligreses a Dios
—Sólo
Dios debe ser el guía de la conciencia del hombre. La verdad ha de
ser predicada doquiera se abra una puerta de oportunidad. Hay que
explicar la Palabra de Dios a los que no conocen la verdad. Esta es
la obra de los ministros de Dios. No deben enseñar a los hombres
a que los miren a ellos, ni tratar de controlar las conciencias de los
demás. “Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a
Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será
dada. Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es
semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada
de una parte a otra. No piense, pues, quien tal haga, que recibirá
cosa alguna del Señor. El hombre de doble ánimo es inconstante en
todos sus caminos”.
Santiago 1:5-8
.—
Carta 26, 1907
.
No hagamos de la carne nuestro brazo
—Propendemos a bus-
car simpatía y aliento en nuestro prójimo, en vez de mirar a Jesús.
En su misericordia y fidelidad, Dios permite muchas veces que aque-
llos en quienes ponemos nuestra confianza nos chasqueen, para que
aprendamos cuán vano es confiar en el hombre y hacer de la carne
nuestro brazo. Confiemos completa, humilde y abnegadamente en
Dios.—
El Ministerio de Curación, 387 (1905)
.
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Satanás controla la mente del que controla la de otros
Abogar por la ciencia de la cura mental es abrir una puerta por
la cual Satanás entrará para posesionarse de la mente y el corazón.
Satanás controla tanto la mente que se somete para ser controlada por
otra, como la mente que ejerce ese control. Quiera Dios ayudarnos a
comprender la verdadera ciencia de la edificación en Cristo, nuestro
Salvador y Redentor.—
Nuestra Elavada Vocacion, 111 (1901)
.
Satanás no puede dañar la mente de quienes no se entregan
a él
—Los intereses más vitales para vosotros, individualmente, están
bajo vuestro propio cuidado. Nadie puede dañarlos sin vuestro con-
sentimiento. Todas las legiones satánicas no pueden haceros daño,
a menos que abráis vuestra alma a las artes y dardos de Satanás.
Nunca sobrevendrá vuestra ruina a menos que vosotros consintáis.
Si no hay contaminación de vuestra mente, toda la contaminación