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Mente, Cáracter y Personalidad 2
hombre entre los hombres. Siguiendo métodos bien regulados, vaya
de casa en casa, llevando siempre el incensario de la fragante atmós-
fera de amor del cielo. Anticipaos a los pesares, las dificultades y
los problemas de los demás. Entrad en el gozo y en los cuidados,
tanto de los encumbrados como de los humildes, de los ricos como
de los pobres.—
El Evangelismo, 256 (1897)
.
Se necesita consejo
—Los que carecen de experiencia necesitan
ser conducidos por el sabio consejo cuando pasan por tribulaciones
o los asalta la tentación; pero se les debe enseñar que el logro de las
cosas espirituales les costará un esfuerzo constante y bien orientado.
Debemos repetir a menudo a los que acaban de aceptar la fe: “Si
alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da
a todos abundantemente, y sin reproche, y le será dada”.
Santiago
1:5
. Estas palabras deben ser presentadas con el espíritu del Maestro,
que fue quien las dio, porque son de más valor que el oro, la plata o
las piedras preciosas.
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Enséñeseles a los jóvenes discípulos que pongan sus manos
en las de Cristo diciendo: “Condúceme, guíame”. Qué consuelo,
esperanza y bendición recibirán las almas necesitadas y perplejas
si quieren buscar humildemente a Dios. La condición es que en
el día de la perplejidad acudan con fe, no dudando, en procura de
dirección. A todo sincero buscador de la bendición se le hace esta
promesa: “Tendrán respuestas llenas de gracia. Recibirán”.
Debe darse a menudo la instrucción de que lo que Dios ha dicho
nunca deja de cumplirse. Es mejor confiar en el Señor que en los
príncipes. Hay que enseñar a cada alma que presente en oración sus
peticiones ante el trono de Dios. Quien lo haga ciertamente recibirá
fortaleza y gracia, porque el Señor lo ha prometido. Y sin embargo
muchos se ven debilitados porque no creen que Dios hará las cosas
exactamente como lo ha dicho.—
Manuscrito 19, 1894
.
Dios ha dado reglas
—El padre es el legislador de su familia y,
a semejanza de Abrahán, debe hacer de la ley de Dios la regla de su
hogar. Dios dijo de Abrahán: “Yo lo he conocido, sé que mandará
a sus hijos y a su casa”.
Génesis 18:19
. En la casa del patriarca no
habría descuido culpable en cuanto a reprimir el mal; no se verían
favoritismos débiles, imprudentes e indulgentes, ni se sacrificarían
las convicciones respecto al deber en atención a afectos equivocados.