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Cómo aconsejar
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No sólo Abrahán daría buenas instrucciones, sino que conservaría la
autoridad de las leyes justas y rectas.
Dios ha dado reglas para nuestro gobierno. No se debe permitir
que los niños se aparten de la senda segura trazada en la Palabra de
Dios, para ir por los caminos peligrosos que existen por doquiera.
Hay que refrenar los malos deseos y reprimir sus malas inclinaciones
bondadosamente, pero con firmeza, perseverancia y oración.—
El
Ministerio de Curación, 303 (1905)
.
Escuchemos el consejo de la experiencia (palabras a un per-
turbado esposo y padre)
—Ud. ha estado a la deriva en el mundo,
pero la verdad eterna será su ancla. Necesita proteger su fe. No obre
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por impulso ni albergue teorías vagas. Una fe experimental en Cristo
y la sumisión a la ley de Dios son de la mayor importancia para Ud.
Esté dispuesto a aceptar la opinión y el consejo de los que tienen
más experiencia. No se demore en emprender la tarea de vencer.
Sea leal consigo mismo, con sus hijos y con Dios. Su afligido hijo
necesita que se lo trate con ternura. Como padre, Ud. debe recordar
que los nervios que pueden vibrar de placer, también pueden vibrar
como consecuencia del más agudo dolor. El Señor identifica sus
intereses con los de la sufriente humanidad.—
Testimonies for the
Church 4:368 (1879)
.
El consejo podría haber salvado a jóvenes díscolos de un ma-
trimonio inconveniente
—[Algunos jóvenes] descubren demasiado
tarde que han cometido un error, y que han puesto en peligro su feli-
cidad en esta vida y la salvación de sus almas. No quisieron admitir
que alguien, fuera de ellos, pudiese saber algo en cuanto al asunto,
cuando si hubiesen aceptado los consejos, se habrían ahorrado años
de ansiedad y penas. Pero son inútiles los consejos dados a aquellos
que están resueltos a hacer su voluntad. A tales individuos, la pasión
los hace pasar por encima de todas las barreras que puedan oponer
la razón y el criterio.—
Mensajes para los Jóvenes, 456 (1888)
.
Cualidades de un consejero
—Es de la mayor importancia que
la persona elegida para atender los intereses espirituales de los pa-
cientes y sus colaboradores, sea un hombre de sano juicio y de
principios inconmovibles; que tenga influencia moral y que sepa
tratar con las mentes. Debe ser una persona sabia, culta, afectuosa e
inteligente. Puede ser que al principio no sea cabalmente eficiente
en todos los sentidos; pero debería prepararse, como consecuencia