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Mente, Cáracter y Personalidad 2
deber cumplido y por haber proporcionado felicidad a otros, la in-
fluencia alegre y reconstituyente que de ello resulta infunde vida
nueva al ser entero.—
El Ministerio de Curación, 199 (1905)
.
La piedad está en armonía con las leyes de la salud
—Los
que andan por la senda de la sabiduría y la santidad descubren que
“la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida
presente, y de la venidera”.
1 Timoteo 4:8
. Están vivos para disfrutar
de los placeres de la vida verdadera y no se sienten perturbados por
los vanos pesares provocados por las horas malgastadas, como ocurre
tan a menudo con los mundanos cuando no se están divirtiendo con
algún entretenimiento excitante. La piedad no está en conflicto con
las leyes de la salud, sino que está en armonía con ellas. El temor
del Señor es el fundamento de la verdadera prosperidad.—
Christian
Temperance and Bible Hygiene, 14 (1890)
;
Counsels on Health, 29
.
Una lucha constante contra las fantasías nocivas de la men-
te
—Todo aquel que desee participar de la naturaleza divina debe
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apreciar el hecho de que tiene que huir de la corrupción que hay
en el mundo a causa de la concupiscencia. Debe haber constante y
fervorosa lucha del alma contra las fantasías nocivas de la mente.
Debe haber una permanente resistencia a la tentación tanto en pen-
samiento como en acción. El alma debe mantenerse libre de toda
mancha, por la fe en el que es capaz de guardarla sin caída.
Deberíamos meditar en las Escrituras, para pensar sobria y cándi-
damente en las cosas que tienen que ver con nuestra salvación eterna.
La misericordia y el amor infinitos de Jesús, el sacrificio hecho en
nuestro favor, requieren nuestra más seria y solemne reflexión. De-
beríamos espaciarnos en el carácter de nuestro amado Redentor e
Intercesor. Deberíamos tratar de comprender el significado del plan
de salvación. Deberíamos meditar en la misión de Aquel que vino a
salvar a su pueblo de sus pecados. Al considerar constantemente los
temas celestiales, nuestra fe y nuestro amor se fortalecerán.—
The
Review and Herald, 12 de junio de 1888
.
El daño causado a la salud debilita nuestra energía moral
Lo perjudicial para la salud no sólo reduce el vigor físico, sino
que tiende a debilitar las facultades intelectuales y morales.—
El
Ministerio de Curación, 90 (1905)
.
Puesto que la mente y el alma hallan expresión por medio del
cuerpo, tanto el vigor mental como el espiritual dependen en gran