Página 52 - Mente, C

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Capítulo 44—Leyes que gobiernan la mente
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El hombre fue creado con una mente perfectamente equili-
brada
—En el principio el Señor hizo al hombre recto. Fue creado
con una mente perfectamente equilibrada, con el tamaño y la for-
taleza de todos sus órganos en cabal desarrollo. Adán era un tipo
de hombre perfecto. Todas las cualidades de su mente estaban bien
proporcionadas; cada una de ellas tenía una función definida, no
obstante, todas dependían unas de otras para su pleno y adecuado
desempeño.—
Testimonies for the Church 3:72 (1872)
.
El Creador instituyó las leyes de la mente
—El que creó la
mente y ordenó sus leyes, dispuso su desarrollo de acuerdo con
ellas.—
La Educación, 41 (1903)
.
Las grandes leyes de Dios
—Hay grandes leyes que gobiernan
el mundo de la naturaleza, y las cosas espirituales están bajo el con-
trol de principios igualmente seguros. Es necesario emplear medios
que conduzcan a un fin si se desea lograr los resultados buscados.
Dios ha señalado a cada hombre una obra de acuerdo con su habili-
dad. Las personas deben ser calificadas mediante la educación y la
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práctica para hacer frente a cualquier emergencia que pudiera surgir,
y se necesita planificar con sabiduría para ubicar a cada cual en su
propia esfera a fin de que pueda obtener una experiencia que lo capa-
cite para que sea capaz de asumir responsabilidades.—
Testimonies
for the Church 9:221, 222 (1909)
.
La transgresión de las leyes de la naturaleza es pecado
—Una
constante transgresión de las leyes de la naturaleza es una perma-
nente transgresión de la ley de Dios. El actual peso de sufrimiento y
angustia que vemos por todas partes; la actual deformidad, decre-
pitud, enfermedad e imbecilidad que inundan el mundo, hacen de
él un lazareto, en comparación con lo que Dios quería que fuera
y para lo cual lo había designado; y la actual generación es débil
mental, moral y físicamente. Toda esta miseria se ha ido acumu-
lando de generación en generación, porque el hombre caído ha
estado dispuesto a quebrantar la ley de Dios. Mediante la compla-
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