Página 69 - Mente, C

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Las relaciones humanas
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diferentes disposiciones, y deberíamos estar en condiciones de saber
cómo tratar con las mentes humanas. Debemos pedirle a Cristo que
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nos dé palabras que sean de bendición. Y al tratar así de ayudar a
los demás, nosotros mismos seremos bendecidos.—
Manuscrito 41,
1908
.
Una obra sumamente importante
—Esta obra [la de reprender
una mala acción] es la más hermosa y difícil que haya sido confiada
a los seres humanos. Requiere tacto y sensibilidad delicadísimos,
conocimiento de la naturaleza humana, fe y paciencia divinas, dis-
puestas a obrar, velar y esperar. Nada puede ser más importante que
esta obra.—
La Educación, 292 (1903)
.
Tratar con las mentes es tarea delicada
—Es un asunto muy
delicado tratar con las mentes humanas. Ud. puede ponerse de pie
enhiestamente, sin lograr jamás que sus corazones [de otras perso-
nas] se suavicen; o puede acercarse al alma afligida, y con el corazón
lleno de amor sacarla del campo de batalla del enemigo. No hay
que conducirla allí y dejarla abandonada para que sea objeto de las
tentaciones de Satanás.—
Carta 102, 1897
.
Todos tienen sus propias pruebas
—No nos podemos permitir,
de ninguna manera, ser un obstáculo para los demás. Cada cual
tiene sus propias tentaciones y pruebas peculiares, y deberíamos
estar en situación de ayudar y fortalecer a los tentados. Debemos
animar, y de ser posible, elevar a los que son débiles en la fe. Al
hablar acerca de las promesas de Dios, a veces podemos eliminar
la depresión de las mentes de los que están pasando por pruebas y
dificultades.—
Manuscrito 41, 1908
.
Consejo a una esposa respecto de las relaciones personales
El Señor me ha instruido para decirle: “Esforzaos a entrar por la
puerta angosta; porque os digo que muchos procurarán entrar, y
no podrán”.
Lucas 13:24
. El Señor le pide que se mantenga junto
a él [su esposo]. Hable y obre como él lo haría. No permita que
nadie introduzca prejuicios en su mente y la induzca a hablar en
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forma poco juiciosa. Mantenga su propia alma pura y limpia y
sus pensamientos elevados y santificados. No alabe ni exalte a las
personas para el propio perjuicio de ellas, ni se apresure a condenar
a los que Ud. supone que no están obrando sabiamente. Que todos
vean que Ud. ama a Jesús y confía en él. Déle a su esposo y a sus
amigos, creyentes y no creyentes, la evidencia de que Ud. desea que