Página 83 - Mente, C

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La culpa
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gozo que hay en el Espíritu Santo, un gozo que da salud y vida.—
El
Ministerio de Curación, 78 (1905)
.
El mayor pecador necesita al mayor Salvador
—Si Ud. cree
que es el mayor de los pecadores, lo que necesita es Cristo; el mayor
de los salvadores. Levante la cabeza y contemple fuera de sí mismo,
más allá de su pecado, al Salvador levantado; más allá de la venenosa
mordedura de la serpiente, al Cordero de Dios que quita el pecado
del mundo.—
Carta 98, 1893
.
El dará descanso
—El llevó el peso de nuestra culpa. También
quitará la carga de nuestros hombros cansados. Nos dará descanso.
Llevará por nosotros la carga de nuestros cuidados y penas. Nos
invita a echar sobre él todos nuestros afanes; pues nos lleva en su
corazón.—
El Ministerio de Curación, 47 (1905)
.
No todos los pecados son de la misma magnitud
—No todos
los pecados son de igual magnitud delante de Dios; hay diferencia
de pecados a su juicio, como la hay a juicio de los hombres; sin
embargo, aunque este o aquel acto malo puedan parecer frívolos a
los ojos de los hombres, ningún pecado es pequeño a la vista de
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Dios. El juicio de los hombres es parcial e imperfecto; mas Dios ve
todas las cosas como realmente son. El borracho es detestado y se
le dice que su pecado lo excluirá del cielo, mientras que el orgullo,
el egoísmo y la codicia pasan muchísimas veces sin condenarse.
Sin embargo, éstos son pecados que ofenden especialmente a Dios;
porque son contrarios a la benevolencia de su carácter, a ese amor
desinteresado que es la atmósfera misma del universo que no ha
caído. El que cae en alguno de los pecados más groseros puede
avergonzarse y sentir su pobreza y necesidad de la gracia de Cristo;
pero el orgullo no siente ninguna necesidad y así cierra el corazón
a Cristo y a las infinitas bendiciones que él vino a derramar.—
El
Camino a Cristo, 28, 29 (1892)
.
El culpable necesita un enfoque positivo
—Nadie mejorará
nunca mediante la acusación y la recriminación. Hablarle de su
culpa al alma tentada no le inspirará la determinación de mejorar. Al
equivocado y desanimado señálele a Aquel que es capaz de salvar
hasta lo sumo a todos los que acuden a él. Muéstrele lo que puede
llegar a ser. Dígale que en él no hay nada que lo pueda recomendar
a Dios, pero que Cristo murió para que él pudiera ser aceptado por
el Amado. Transmítale esperanza, mostrándole que en Cristo hay