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El pesar
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animar a los pocos cristianos que lo acompañaron al lugar de su
ejecución, mediante la repetición de las promesas dadas a los que
son perseguidos por causa de la justicia. Les aseguró que nada les
faltaría de todo lo que el Señor había dicho con respecto a sus hijos
probados y fieles.
Por un poco de tiempo ellos pueden estar abrumados por muchas
tentaciones; pueden estar desprovistos de comodidades terrenales;
pero pueden animar sus corazones con la seguridad de la fidelidad
de Dios, al decir: “Yo sé en quién he creído, y estoy seguro de que
es poderoso para guardar mi depósito para aquel día”. La noche de
prueba y sufrimiento pronto pasará, y entonces amanecerá la mañana
feliz de paz y perfección.—
The Review and Herald, 4 de enero de
1912
.
Los mejores consoladores
—Los que han padecido las mayores
aflicciones, con frecuencia son los que están en condiciones de pro-
porcionar mayor consuelo a otros, porque irradian luz dondequiera
que vayan. Tales personas han sido purificadas y suavizadas por sus
aflicciones; no perdieron su confianza en Dios cuando los problemas
las asediaban, sino que se refugiaron más profundamente en su amor
protector. Tales personas constituyen una prueba viviente del tierno
cuidado de Dios, quien produce tanto las tinieblas como la luz, y
castiga para nuestro bien. Cristo es la luz del mundo, y en él no
hay tinieblas. ¡Oh, luz preciosa! ¡Vivamos en la luz! Decid adiós a
la tristeza y la aflicción. Regocijaos siempre en el Señor; vuelvo a
deciros: Regocijaos.—
Mensajes Selectos 2:313, 314 (1877)
.
Un antídoto para el pesar
—Dios ha provisto un bálsamo para
cada herida. Hay un bálsamo en Galaad, y también hay un médico
allí. ¿No estudiaréis las Escrituras como nunca antes? Buscad al
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Señor para que os proporcione sabiduría para cada emergencia. En
cada prueba rogad a Jesús que os muestre el camino que os hará salir
de vuestros problemas, y entonces vuestros ojos serán abiertos para
que contempléis el remedio y apliquéis a vuestro caso las promesas
sanadoras registradas en su Palabra.
En esta forma el enemigo no encontrará lugar para induciros
a lamentaros y a ser incrédulos; pero en lugar de esto tendréis fe,
esperanza y valor en el Señor. El Espíritu Santo os dará un claro
discernimiento para que veáis y os apropiéis de cada bendición que
servirá de antídoto contra la aflicción, como una rama sanadora para