Página 225 - Mensajes Selectos Tomo 2 (1967)

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Consejo a uno que planeaba dejar la obra de Dios...
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asunto. Luego considerad que el Señor nos conoce a cada uno por
nuestro nombre, sabe dónde vivimos, está enterado del espíritu que
poseemos y toma nota de cada acto de nuestra vida. Los ángeles
ministradores pasan por las iglesias y anotan la fidelidad con que
desempeñamos nuestros deberes personales.
Toman nota además de los deberes que descuidamos. Pensad en
el caso de Ananías y Safira. Al fingir que habían consagrado a Dios
todos sus bienes, mintieron al Espíritu Santo, y como resultado de su
engaño perdieron no solamente la vida actual sino la vida venidera.
Es nefasto para cualquier persona que se ocupa de las cosas sagradas,
introducir en el servicio sus rasgos peculiares de carácter, y fastidiar
a Dios con sus pecados. Dios desea que en su posición de confianza
ejemplifiquen los pensamientos de Cristo, pero los rasgos objetables
de carácter están entretejidos con toda su obra, y la causa sagrada de
Dios es manchada por su egoísmo. El Señor sabe si los que llevan la
carga de la responsabilidad son mayordomos fieles, si mantienen una
estricta integridad en cada transacción y si colocan este distintivo en
cada fase de su obra...
Su corazón está triste y afligido, pero no siga engañándose du-
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rante más tiempo, ni espere que los hombres y las mujeres estimarán
la luz que Dios les ha dado de su propia santidad, hasta que abran
sus corazones a Jesús. El le dice: “Apóyate en mí y confía en mí,
porque nunca te fallaré; seré para ti una ayuda instantánea en todo
momento de necesidad”.
Se me ha mostrado que todos los que ahora ocupan cargos im-
portantes en la oficina de la Review serán probados. Si convierten
a Cristo en su modelo, él les concederá sabiduría, conocimiento y
comprensión; crecerán en gracia y en actitudes según el modo de
Cristo; sus caracteres serán modelados a su semejanza. Si fallan en
seguir la modalidad del Señor, otro espíritu controlará la mente y
el juicio, y como resultado idearán planes sin el Señor, seguirán su
propia conducta y abandonarán los cargos que han ocupado. La luz
les ha sido dada; si se apartan de ella y siguen su propia conducta,
que nadie les ofrezca un soborno para inducirlos a quedarse. Consti-
tuirán un estorbo y una trampa. Ha llegado el tiempo cuando será
sacudido todo lo que pueda sacudirse, para que permanezcan las
cosas que son inconmovibles.—
Carta 20a, 1893
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