Página 375 - Mensajes Selectos Tomo 2 (1967)

Basic HTML Version

Guiados por la providencia divina
371
que no todos sean hombres dotados de un conocimiento de la vida
práctica, debido a lo cual no podrán aconsejar con seguridad y sin
peligro a las mentes perplejas. No disciernen la situación difícil
que necesariamente aquejará a cada familia que ha de realizar un
cambio. Por lo tanto, todos sean muy cuidadosos en lo que dicen;
si no conocen el parecer de Dios en algunos asuntos, nunca hablen
acerca de lo que suponen o adivinan. Si no saben nada definido,
díganlo así, y dejen que la persona confíe plenamente en Dios. Orese
mucho, y aun con ayuno, para que nadie actúe en oscuridad, sino
que avance en la luz así como Dios está en luz...
No se haga nada en forma desordenada para que no se produzcan
grandes pérdidas ni se sacrifiquen las propiedades a causa de discur-
sos ardientes e impulsivos que despiertan un entusiasmo que no está
de acuerdo con la voluntad de Dios; para que una victoria que es
esencial que se obtenga no se convierta en derrota por falta de una
moderación adecuada, de proyectos adecuados, de principios sólidos
y de propósitos definidos. En este asunto debe haber una dirección
sabia, y todos deben actuar bajo la dirección de un Consejero sabio e
invisible, el cual es Dios. Habrá instrumentos que son humanos que
[417]
lucharán por el dominio, y se efectuará una obra que no llevará la
rúbrica de Dios. Ahora quiero rogar que cada persona no se vuelva
con demasiada intensidad y confianza hacia los consejeros huma-
nos, sino que busque fervorosamente a Dios, Aquel que es sabio en
consejos. Someted todos vuestros caminos y vuestra voluntad a los
caminos de Dios y a la voluntad de Dios...
Los resultados de una acción apresurada
Si algunos actúan apresuradamente y salen de Battle Creek, y
luego se desaniman, no se culparán a sí mismos por haber actuado
imprudentemente, sino que culparán a otros diciendo que los obliga-
ron a obrar en esa forma. Todo su desconcierto y su derrota serán
atribuidos a aquellos que no deberían ser acusados...
Ahora, justamente ahora, es el tiempo cuando los peligros de los
últimos días se amontonan junto a nosotros, y por eso necesitamos
hombres sabios como consejeros, y no hombres que piensan que
su deber consiste en crear agitación y desorden sin ser capaces de
dar consejos oportunos ni organizar y disponer para que después