4—Advertencias contra las pretensiones engañosas
de contar con la dirección del espíritu
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El 12 de noviembre de 1908, llegaron a Santa Helena, California,
un hombre fervoroso y su esposa. Pidieron una entrevista con la
Sra. de White, y le relataron experiencias notables acontecidas unos
tres años antes. Comenzaron a tenerlas después de varios días de
ayuno y oración para pedir el derramamiento del Espíritu Santo hasta
que, como dijeron ellos, “grandes gotas de transpiración perlaban
nuestras frentes”. Creían que habían recibido el Espíritu Santo tal
como los apóstoles. Pretendían haber hablado en lenguas y haber
trabajado celosamente en favor de otros para que ellos también
tuvieran una experiencia similar.
Habían sido arrestados en el este del país y acusados de ejercer
influencia mesmérica sobre un niño. Después de examinar el caso,
el alcalde y el corregidor dijeron que si no estaban al borde de la
locura, se encontraban peligrosamente cerca de él. Sostuvieron que
mientras estaban en la cárcel se les dijo “mediante el Espíritu” que
actuaran como si estuvieran locos, lo cual dio por resultado que Dios
“pusiera el temor en esos hombres, de modo que temieran entrar” a
la celda.
Creían que el niño a quien se les acusaba de haber hipnotizado,
tenía el don del espíritu de profecía y los dirigía adonde debían
ir. Pretendían que mediante la oración habían sanado enfermos,
exorcizado los demonios y realizado muchas otras obras admirables.
El esposo dijo acerca de su cónyuge: “El Espíritu obra mediante ella,
y creemos que esto es el espíritu de profecía que ha de ser derramado
sobre toda carne”.
Las siguientes declaraciones fueron hechas por la Sra. de White
con referencia a este movimiento y a otros similares.—
Los compila-
dores
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