Página 55 - Mensajes Selectos Tomo 2 (1967)

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Advertencias contra las pretensiones engañosas...
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Dios y los testimonios impresos; y luego tratáis de llevar a cabo una
obra extraña de acuerdo con vuestra concepción de su significado.
Hasta habéis supuesto que se os ha concedido poder para echar
fuera demonios. Mediante vuestra influencia sobre las mentes, los
hombres y las mujeres son conducidos a creer que están poseídos
por los demonios y que el Señor os ha designado como instrumentos
suyos para echar fuera esos malos espíritus.
Su esposa, mediante sus discursos, su canto y sus extrañas exhi-
biciones que no están de acuerdo con la obra genuina del Espíritu
Santo, está ayudando a introducir una clase de fanatismo que po-
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dría causar gran perjuicio a la causa de Dios, si se le diera lugar en
nuestras iglesias.
Hermano mío y hermana mía, tengo un mensaje para vosotros:
estáis partiendo en vuestra obra de una suposición falsa. Hay mucho
de vuestro propio yo entretejido en vuestras exhibiciones. Satanás se
introducirá con poder encantador a través de estas exhibiciones. Ya
es tiempo de que os detengáis. Si Dios os hubiese dado un mensaje
especial para su pueblo, andaríais y trabajaríais con toda humildad,
no como si estuvieseis en el escenario de un teatro, sino con la
mansedumbre de un seguidor del humilde Jesús de Nazaret. Así
ejerceríais una influencia muy diferente de la que habéis estado
ejerciendo...
El deseo sincero de hacer el bien a los demás conducirá al obrero
cristiano a deponer todo pensamiento que tienda a colocar dentro
del mensaje de la verdad presente cualquier enseñanza extraña que
conduzca a los seres humanos hacia el fantismo. En este período de
la historia del mundo debemos ejercer el mayor cuidado posible en
este sentido.
Algunos aspectos de la experiencia por la que estáis pasando
ponen en peligro no sólo vuestras propias almas sino también las
almas de muchas otras personas, porque recurrís a las preciosas
palabras de Cristo según están registradas en las Escrituras, y a
los testimonios, para que respondan de la autenticidad de vuestro
mensaje. Os habéis engañado al suponer que la preciosa Palabra,
que es verdad absoluta, y los testimonios que el Señor ha dado
a su pueblo, constituyen vuestra autoridad. Estáis motivados por
impulsos equivocados, y os estáis animando a vosotros mismos
con declaraciones que descarrían. Intentáis hacer que la verdad de