Página 103 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 2 (1996)

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Advertencias y reprensiones
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mostró que en su caso no se siguió el procedimiento más prudente.
No había suficientes razones para dejarlo fuera de la iglesia. Debería
haber sido animado -y aun instado-, a unirse con sus hermanos para
desempeñar algún cargo en la iglesia. Estaba en mejores condiciones
de ingresar en ella que unos cuantos que ya formaban parte de ella.
No comprendía las cosas claramente, y el enemigo se aprovechó de
esa falta de comprensión para causarle daño. Dios, que escudriña los
corazones, se sentía más complacido con la vida y la conducta del
Hno. U que con las vidas de algunos que formaban parte de la iglesia.
Es la voluntad de Dios que se vincule más estrechamente con sus
hermanos, con el fin de fortalecerlos, y ellos, a su vez, fortalecerlo a
él.
La esposa del Hnó. U puede ser alcanzada por la verdad. En
muchos sentidos su conducta no es tan censurable como la de algu-
nos que profesan creer la verdad. Pero ella no debería dedicarse a
examinar los fracasos y los errores de los que profesan mejores co-
sas, sino inquirir sinceramente: “¿Qué es la verdad?” Puede ejercer
una buena influencia sobre su compañero. Estas almas, santificadas
por la verdad, pueden, con la fortaleza de Dios, ser columnas en la
iglesia, y ejercer una influencia salvadora sobre los demás. Estas
queridas almas son responsables ante Dios por la influencia que
ejercen. O reúnen con Cristo, o derraman. Dios les pide que el peso
de su influencia esté de parte de su causa, junto a la verdad. Jesús los
ha comprado con su propia sangre. No se pertenecen a sí mismos,
porque han sido comprados por precio. Por lo tanto, tienen ante sí la
tarea de glorificar a Dios por medio de sus cuerpos y sus espíritus,
que son de Dios. La obra que estamos haciendo es para la eternidad.
Es de suma importancia que cada hora sea empleada en el servicio
de Dios, y de ese modo asegurarnos un tesoro en el Cielo.
Hace dos años se me mostró su caso, Hno. V, en relación con
la Iglesia de _____. La visión se refería al pasado, el presente y
el futuro. Mientras viajo y estoy delante de la gente en diferentes
lugares, el Espíritu del Señor me presenta claramente los casos que
me fueron mostrados antes, recordándome vívidamente los asuntos
que me fueron presentados. Lo vi mientras recibía el sábado; pero
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al mismo tiempo se estaba oponiendo a importantes verdades rela-
cionadas con este día. No había sido fortalecido por toda la verdad.
Vi que su mente se orientaba hacia la incredulidad, la duda y la