Página 104 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 2 (1996)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 2
desconfianza, y que estaba tratando de encontrar precisamente las
cosas que podrían fortalecer su incredulidad y aumentar las tinieblas.
En lugar de buscar evidencias que fortalecieran su fe, usted asumió
la conducta opuesta, y Satanás dirigió su mente en un sentido tal que
concordaba con sus propios propósitos. A usted le gusta combatir,
y cuando entra en el campo de batalla no sabe cuándo deponer las
armas. Le gusta discutir, y se ha entregado a esto de tal manera que
se ha apartado de la luz, de la verdad y de Dios, y ha llegado a ese
lugar donde se encuentra rodeado de tinieblas, y la incredulidad ha
tomado posesión de su mente. Ha sido enceguecido por Satanás.
Como el incrédulo Tomás, usted creyó que era virtud dudar a
menos que tuviera evidencias irrefutables, y pudiera eliminar de su
mente toda causa de duda. ¿Felicitó Jesús a Tomás, el incrédulo,
mientras le ofrecía la evidencia que él había afirmado debía tener an-
tes de creer? Jesús le dijo: “No seas incrédulo, sino creyente”. Tomás
respondió: “¡Señor mío, y Dios mío!” Se sintió obligado a creer; no
había lugar para la duda. Entonces Jesús dijo: “Porque me has visto,
Tomás, creíste;
bienaventurados los que no vieron, y creyeron
”.
Juan
20:27-29
. Usted apareció ante mí como unido con el jefe rebelde
y su hueste, para perturbar, sumir en la perplejidad, descorazonar,
desanimar y derribar a los que están luchando por la justicia, a los
que se encuentran bajo la bandera manchada de sangre del Príncipe
Emanuel. Su influencia, según se me mostró, ha apartado a algunas
almas de la observancia del sábado del cuarto mandamiento. Usted
ha empleado sus talentos y habilidades con el fin de fabricar armas
para ponerlas en las manos de los enemigos de Dios, y combatir a
los que están tratando de obedecer al Señor mediante la observancia
de sus mandamientos. Cuando algunos ángeles fueron comisionados
para fortalecer las cosas que aún estaban en pie, para oponerse a su
influencia y contrarrestarla, observaron con profundo pesar la obra
que usted había hecho para desanimar y destruir. Usted ha logrado
que lloren los santos ángeles, puros y sin pecado.
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Los que están viviendo en medio de los peligros de los últimos
días -que se caracterizan por el hecho de que las multitudes se
apartan de la verdad de Dios para ir tras las fábulas-, tendrán la
difícil tarea de apartarse de esas fábulas, que se están preparando
para ellos por todas partes, y desarrollar el intenso deseo de hallar
satisfacción en las verdades impopulares. Los que se apartan de