Página 123 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 2 (1996)

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Miremos a Jesús
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acuerdo con la gracia y la verdad que les ha concedido. Todos sus
justos requerimientos deben ser cumplidos plenamente. Los seres
responsables deben caminar de acuerdo con la luz que resplandece
sobre ellos. Si no lo hacen, su luz se vuelve tinieblas, y sus tinieblas
serán mayores en la misma medida en que su luz haya sido abun-
dante. Una luz acumulada ha resplandecido sobre el pueblo de Dios,
pero muchos, por negligencia, no la han seguido, y por este motivo
se encuentran en un estado de gran debilidad espiritual.
El pueblo de Dios no perece actualmente por falta de conoci-
miento. No serán condenados por no conocer el camino, la verdad y
la vida. La verdad que no ha llegado a su comprensión, la luz que
no ha brillado en el alma, sino que ha sido descuidada y rechazada,
los condenará. Los que jamás han tenido la luz que rechazar, no se
hallan bajo condenación. ¿Qué más se podía hacer por la viña del
Señor que no haya sido hecho? La luz, una preciosa luz, ilumina al
pueblo de Dios; pero no los salvará, a menos que permitan que ésta
los salve, vivan plenamente de acuerdo con ella y la transmitan a
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otros que se encuentran en tinieblas. Dios pide que su pueblo obre.
Lo que se necesita es una obra individual de confesión y abandono
del pecado, y de regreso a Dios. Nadie puede hacer esta obra por los
demás. El conocimiento de la religión ha aumentado, y proporcio-
nalmente han aumentado las obligaciones. Una gran luz ha estado
resplandeciendo sobre la iglesia, y los condena porque no quieren
andar de acuerdo con ella. Si fueran ciegos, no tendrían pecado.
Pero han visto la luz y han oído mucho de la verdad, y sin embargo
no son sabios ni santos. Muchos, por años no han progresado nada
en conocimiento y verdadera santidad. Son enanos espirituales. En
lugar de avanzar hacia la perfección, están retrocediendohacia las
tinieblas y la esclavitud de Egipto. Sus mentes no están entrenadas
para practicar la piedad y la verdadera santidad.
¿Se despertará el Israel de Dios? ¿Pondrán a un lado todo error
los que profesan piedad, para confesar a Dios todo pecado secreto y
afligir su alma delante de él? ¿Investigarán con gran humildad los
motivos de cada acto, y serán conscientes de que el ojo de Dios lo
lee todo y escudriña toda cosa oculta? La obra debe ser completa;
la consagración a Dios, cabal. Pide una entrega absoluta de todo lo
que tenemos y somos. Los pastores y los hermanos necesitan una
nueva conversión, una transformación de la mente, sin la cual no