Página 122 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 2 (1996)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 2
las cosas celestiales. Entrenó su mente para que se deslizara por esos
canales, y llevó el sello de lo divino. Su rostro resplandecía con la
luz que emana de la faz de Jesús. Enoc enfrentaba tentaciones como
nosotros. Estaba rodeado por una sociedad que no era más amiga
de la justicia que la que nos rodea a nosotros. La atmósfera que
respiraba estaba saturada de pecado y corrupción como la nuestra;
no obstante, vivió santamente. Se mantuvo incontaminado por los
pecados que prevalecían en la época cuando vivió. Del mismo modo
nosotros podemos conservarnos puros y sin mancha. Representaba a
los santos que viven en medio de los peligros y corrupciones de los
últimos días. Como consecuencia de su fiel obediencia a Dios, fue
trasladado. Del mismo modo los fieles que permanezcan vivos serán
trasladados. Se los apartará de un mundo pecaminoso y corrompido
para llevarlos a las puras alegrías del Cielo.
El camino de los hijos de Dios debería ser ascendente para
avanzar rumbo a la victoria. Alguien mayor que Josué está dirigiendo
los ejércitos de Israel. Hay Alguien en nuestro medio, el Capitán
de nuestra salvación, que ha dicho para que tengamos ánimo: “He
aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”.
[112]
Mateo 28:20
. “Confiad, yo he vencido al mundo”.
Juan 16:33
. Nos
conducirá seguramente a la victoria. Lo que Dios promete, lo puede
cumplir en cualquier momento. Y la obra confiada a su pueblo la
puede terminar por medio de ellos. Si vivimos una vida de perfecta
obediencia, sus promesas se cumplirán en nosotros.
Dios requiere que su pueblo resplandezca como luminarias en
el mundo. No se pide esto sólo a los pastores, sino a todo discípulo
de Cristo. Su conversación debería referirse a los Cielos. Y mien-
tras gozan de comunión con Dios, desearán relacionarse con sus
semejantes a fin de manifestar mediante palabras y hechos el amor
de Dios que anima sus corazones. De esta manera serán luces en el
mundo, y la luz transmitida por medio de ellos no se extinguirá ni
les será quitada. Ciertamente se convertirá en tinieblas para los que
no quieran andar en ella; pero resplandecerá con un brillo cada vez
mayor sobre la senda de los que quieran obedecer y caminar en la
luz.
El Espíritu, la sabiduría y la bondad de Dios, revelados en su
Palabra, deben ser ejemplificados por los discípulos de Cristo, y así
condenarán al mundo. Lo que Dios requiere de su pueblo está de