Página 121 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 2 (1996)

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Miremos a Jesús
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miembros sean obreros. El pueblo debe llegar a la altura donde se
encuentran los ministros. Vi que nada permanente se puede llevar
a cabo en las iglesias de los diferentes lugares, a menos que se las
induzca a sentir que una responsabilidad descansa sobre ellas. Cada
miembro del cuerpo debería comprender que la salvación de su
propia alma depende de sus propios esfuerzos individuales. No es
posible salvar almas sin esfuerzo intenso. El pastor no puede salvar
a la gente. Puede ser un canal por medio del cual Dios imparte luz a
su pueblo; pero una vez que la luz ha sido dada, depende de la gente
de apropiarse de esa luz y, a su vez proyectarla sobre los demás.
Los hermanos deberían convencerse de que sobre ellos descansa
una responsabilidad individual, no sólo concerniente a la salvación
de sus propias almas, sino asimismo para trabajar fervientemente
por la salvación de los que permanecen en las tinieblas. En lugar de
buscar a los Hnos. White para que les ayuden a salir de sus tinieblas,
deberían estar sinceramente ocupados en ayudarse a sí mismos. Si
comenzaran a buscar a los que se encuentran en peores condiciones
que ellos, y trataran de ayudarles, se ayudarían a sí mismos más
rápidamente que de cualquier otra manera. Si la gente se apoya
en los Hnos. White, y confía en ellos, Dios los va a humillar a la
vista de ustedes, o los va a quitar de en medio de ustedes. Deben
mirar a Dios y confiar en él. Miremos a Jesús Apóyense en él y no
los abandonará. No los va a dejar para que perezcan. Preciosa es
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la Palabra de Dios: “Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros
os parece que en ellas tenéis la vida eterna”.
Juan 5:39
. Estas son
palabras de Cristo. Las palabras de la inspiración, estudiadas con
cuidado y oración, y obedecidas en la práctica, os capacitarán para
toda buena obra. Los ministros y los hermanos deben mirar a Dios.
Estamos viviendo en una época malvada. Los peligros de los
últimos días se vuelven más densos alrededor de nosotros. Por haber
aumentado la iniquidad, el amor de muchos se enfriará. Enoc cami-
nó trescientos años con Dios. Lo corto del tiempo que nos queda
debería ser un motivo para procurar justicia. ¿Será necesario que los
terrores del día de Dios desciendan sobre, nosotros para impulsarnos
a obrar correctamente? El caso de Enoc está delante de nosotros.
Por siglos caminó con Dios. Vivió en una época corrompida, cuando
la contaminación moral bullía a su alrededor; pero educó su mente
para la devoción, para amar la pureza. Su conversación se refería a